El remolino provocado por el repentino desmayo arrojó a Soobin en una habitación vacía, cuyas blancas paredes, blancos techos y blancos suelos bastaban para intensificar su mareo. No podía identificar las esquinas ni los bordes, así que donde sea que posara su mirada estaba obligado a enfrentarse al mismo color uniforme y pálido. Si cerraba los ojos, veía negro. No era mucho mejor.
Cuando intentó alzar la voz, no logró escucharse a sí mismo. Cuando golpeó la superficie más cercana, tampoco obtuvo una respuesta sonora. Se puso de pie, caminó, corrió y saltó hasta chocar con las paredes, pero todo fue en vano. Seguía en el punto de partida.
Creyó que estaba encerrado por su cuenta, hasta que una agenda de apariencia percudida cayó en frente suyo. Más que una libreta, parecía un cúmulo de hojas, una reliquia del siglo pasado, una que ni siquiera encontraría en una tienda de antigüedades.
Con cautela, se agachó para recoger el objeto nuevo. Cuando sostuvo el papel entre su pulgar y su índice, pegó otro susto, pues la libreta no se quedó quieta. El cúmulo no tenía grapas ni anillado, sino que se trataba meramente de un largo pergamino que golpeó el piso al desglosarse estrepitosamente.
El corazón de Soobin latía con celeridad, y no en una ansiedad agradable. No tenía idea de dónde estaba, y encontrarse con un antiguo pergamino no parecía una buena señal. Peor aún, no se trataba sólo de un papel en blanco, sino que prolijas letras a mano en tinta púrpura intensa cubrían un pequeño pero significativo porcentaje del papel, en la esquina superior.
Antes de atreverse a leer lo que decía, pegó su espalda a la pared más cercana, como si un fantasma pudiese aparecer por detrás en cualquier momento.
Desde que leyó la primera frase, sintió que su corazón dejó de palpitar por un instante.
Hola, Soobin.
Sé que leerás esto y te verás decepcionado al saber que no es el avance que me pediste hace semanas. Pensarás que soy un inútil, y es cierto, probablemente lo soy. Mis manos no se mueven si no es por ti, pero mi corazón no está en sintonía con ellas si no recibe al menos un destello del tuyo.
Desde que te vi con ella... las lágrimas de mis ojos diluyen la tinta con la que algún día quise escribir sobre nosotros. Sí, sobre nosotros.
Ahora no dejo de pensar en lo que habré hecho mal para que sea ella quien ocupe tu corazón ahora. ¿Tendrás una respuesta? ¿Merezco una?
Aún te quiere, y no dejará de quererte,
BeomgyuApenas leyó el nombre en la firma, el pergamino cayó de sus ansiosas manos, rodando por el suelo casi infinitamente.
Sólo era una simple carta que cualquiera podría haber escrito, pero aún así, se sentía desgarradora. Una parte suya quería creer que el mensaje era sólo parte de su imaginación, que estaba delirando con una realidad alternativa y aquel era el motivo de su angustia.
Antes de que pudiera reflexionar o siquiera tomar un respiro, sin embargo, el pergamino encontró su camino de vuelta a sus pies, ahora con escritos de tinta morada sobre prácticamente todo el papel. Sin necesidad de expresar su mensaje a través de gritos, le pedía que lo recogiera, en su majestuoso largo y su particular antigüedad.
La mano de Soobin temblaba al aproximarse al pergamino. Incluso en el silencio de la habitación blanca, que no reconocía ni su voz ni sus golpes, era capaz de distinguir su pesada respiración, la carga fisiológica de su imperiosa presencia.
Palabras aparentemente aleatorias y frases desarticuladas decoraban el manuscrito de pies a cabeza, todo en la misma tinta púrpura. Cuando Soobin lo recogió, sin embargo, las expresiones comenzaron a formar un lenguaje más coherente, viajando sobre el pergamino mismo hasta encontrarse con sus pares y obtener versos a partir de la sopa de letras, deslizándose, girando e intercambiando.
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kiss me, heal me.「soogyu」
Fanfiction【 구해줘 】 Los besos de Beomgyu son capaces de sanar todas las heridas en el cuerpo de Soobin. Todas, excepto las de su corazón. ー 원망해, 널 참 많이. A los 12 años, Soobin regresa a casa solo por primera vez, lo que lo deja vulnerable ante el hostigamiento...