【 구해줘 】
Los besos de Beomgyu son capaces de sanar todas las heridas en el cuerpo de Soobin.
Todas, excepto las de su corazón.
ー 원망해, 널 참 많이.
A los 12 años, Soobin regresa a casa solo por primera vez, lo que lo deja vulnerable ante el hostigamiento...
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El primer lunes después del día en el que se enteró que Beomgyu estudiaría en el mismo colegio que él, Soobin llegó de mal humor a su clase.
Esa mañana, sólo pensaba en lo mucho que le dolía el cuello. Estaba casi seguro de que le daría tortícolis pronto, porque su conocimiento en medicina era totalmente nulo, y confiaba en que si su nuca continuaba con molestas pulsaciones como durante las últimas horas, seguro terminaría con la cabeza permanentemente ladeada.
Estuvo muy desatento al ingresar al aula. Ni siquiera saludó a Taehyun cuando tomó asiento en su carpeta; simplemente se quedó como una piedra sobre su asiento, indispuesto a moverse, o de lo contrario el dolor se agudizaría.
— buenos días para ti también, Soobin. —su compañero le habló de todos modos— ¿cierto que tus dedos ya están mejor?
En vez de brindar una respuesta verbal, el recién llegado colocó ambas palmas sobre la carpeta, para mostrar así que ya estaban perfectamente sanas. Claro, no le contaría cómo y por qué se había curado tan rápido.
— tienes suerte de no ser el presidente de la clase, porque hoy tenemos un nuevo alumno. —continuó Taehyun, con una pieza de información que llamó la atención de Soobin— si lo fueses, estarías obligado a hablarle, así como Jiwoo.
Por instinto, Soobin volteó hacia la usual ubicación de la presidenta de su clase, lo que empeoró su dolor de cuello. Mala idea.
Sin embargo, al hacerlo, cruzó miradas con el alumno nuevo, quien era precisamente el chico de los labios mágicos al que esperaba ver. Buena idea.
— ¡Soobin! —Beomgyu exclamó su nombre, llamando la atención de los alumnos que lo rodeaban, ante los que no ofreció disculpa alguna. En cambio, se levantó de su carpeta para alcanzar a su conocido y darle un fuerte abrazo, el cual hubiese sido mejor recepcionado si es que la proto-tortícolis de Soobin no fuese tan severa.
— ay. —se quejó, en voz baja, para evitar pasar vergüenza— suave, por favor.
De inmediato, Beomgyu cortó el abrazo, al percatarse de aquel dolor.
— yay, ¡compartimos clase! —recalcó, con el mismo entusiasmo, por suerte— ¿me prestas tus cuadernos para ponerme al día en el recreo?
— uh, qué aplicado. —lo molestó Soobin, de broma— mejor toma los de Taehyun, su letra es un poco más bonita.
Apenado por no saber a quién se refería, los ojitos de Beomgyu le pidieron ayuda, a lo cual Soobin señaló a su compañero de carpeta.
— sip, yo. —Taehyun saludó con una mano— un gusto...
— Beomgyu. —completó el nuevo, de paso que le daba los cinco, aprovechando su mano alzada— Soobin es prácticamente mi veci-
— ¡Choi Beomgyu! —la profesora llamó, ante lo que volteó con diligencia— por favor, preséntese.