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No todo el mundo tiene la suerte de conocer a su alma gemela a la tierna edad de los doce años

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No todo el mundo tiene la suerte de conocer a su alma gemela a la tierna edad de los doce años.

Si al pequeño Soobin le hubiesen dicho que se cruzaría con su alma gemela en camino a casa, probablemente se hubiese asustado un poco, porque aún creía ser demasiado joven para el matrimonio, y su inocente cabeza no le permitía concebir un final distinto a aquel.

Sin embargo, era precisamente lo que necesitaba, aunque aún no lo sabía.

Gracias a su timidez, no faltaban los compañeros que se aprovechaban para burlarse de él, por cualquier motivo. Últimamente, le temía a un pequeño grupo de chicos un par de años mayores que se juntaban a las afueras de la escuela por la salida, pese a que su hermano mayor le decía que no les preste atención. No es que lo acosen, por suerte, pero su corazón daba un brinco cada vez que se cruzaba con ellos, por el temor a que las miradas feas y las ocasionales sonrisas sardónicas se transformen en algo peor.

Ese día, saliendo del colegio, su miedo se hizo realidad.

— hey, Soobin. —saludó uno de los chicos, la primera vez que le hacía escuchar su voz— ¿por qué no vino tu hermano?

— está enfermo. —cortó el mencionado, alejándose en un apuro, presto a correr hacia algún escondite cercano. El pánico del momento no le permitía pensar en el auxilio que podría recibir si se mantenía cerca a las premisas del colegio.

— aw, qué pena, ¿qué le pasó? —intervino otro de los chicos, imitando la velocidad de su paso. De hecho, todo el grupo se apuró a su ritmo.

— sólo le dio una gripe. —respondió Soobin, con la verdad.

— ¿y cuándo vuelve?

— ¿regresarás solo a casa hasta que mejore?

La excesiva preocupación por su hermano le resultaba sospechosa, y no se equivocaba. El grupo de chicos había logrado perseguirlo por un par de cuadras, lejos de la escuela y cerca sólo a un bloque residencial.

— no... no sé...

Sin poder evitarlo, los jovencitos ya habían formado un círculo a su alrededor, encerrándolo literal y metafóricamente. Quizás si fuese más ágil, o más rápido, o más asusto... Quizás si su hermano hubiese estado allí, entonces podría haberlo evitado.

El más grande le dio un golpe en el abdomen, lo suficiente para reducirlo hasta el piso por retorcerse del dolor. Los demás sólo rieron, entretenidos.

— wow, ¡qué debilucho!

Sin aguardar un segundo más, el mismo chico lo tiró de un jalón, con lo que, adrede o no, hizo que se arrastre de rodillas por unos centímetros, lo suficiente para rasgar la tela del pantalón de su uniforme.

Soobin no quería gritar, pero al sentir el rasguño que caló hasta su piel, no pudo evitar quebrarse.

— ¿por qué hacen esto? —cuestionó, lágrimas comenzando a acumularse en sus ojos— ¿hice algo malo?

kiss me, heal me.「soogyu」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora