capítulo 28

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—Oops— se disculpó con una sonrisa

¿por qué su sonrisa era tan linda?

Aparté la mirada hacia el suelo, no podía ver su cara, por lo menos no de la misma manera,  después de tanto tiempo que pasó ignorándome— cosa que sé que tengo que superar— en ese momento él actuaba como si nada de eso hubiera pasado y no sabía cómo sentirme respecto a eso.

Sin poder evitarlo, sonreí, era una sonrisa agridulce, una mezcla de sentimientos.

—Ya— respondí sin decir mucho más ya que mi sonrisa parecía no querer irse.

Empezamos a caminar y yo seguí tratando de desenredar los audífonos, seguía sin entender cómo se podían enredar tanto mientras están en un bolsillo.

Finalmente, me rendí y los volví a guardar, y escuché la voz de mi madre atormentándome la mente diciendo que, de todas maneras, hubiera sido de muy mala educación ir escuchando música mientras estaba con alguien al lado.

—Por cierto, mi sudadera te queda bien— acotó empujándome suavemente con su hombro

Si, y también huele bien

Me reí por lo bajo y le devolví el empujón, mi mirada aún estaba en el suelo para que no notara cuánto que me afectaba su presencia.

—Gracias— le agradecí, digo era un cumplido ¿qué más podía responder?

Caminamos algunos metros más sin decir ni una palabra, con el paso de los segundos, notaba como el ambiente se tornaba algo incómodo.

—¿Tienes algo que hacer cuando llegues a tu casa?— su pregunta me tomó por sorpresa, dirigí mi mirada a su rostro y en sus ojos podía ver la súplica. No tenía nada que hacer así que solo asentí—Genial ¿me acompañas al parque?

Mi rostro se deformó en una mueca de confusión.

¿por qué quiere que vaya con él al parque?

—Uhm... si, está bien—accedí

*******

En el parque había gente, no tanta como esperé, pero había.

—¿por qué querías que viniera al parque?— pregunté, en realidad, porque era extraño, no había mucho que hacer ahí.

—El otro día vine y me di cuenta que abrieron una tienda de dulces, solo quería que me acompañaras—dijo y se alzó de hombros.

Dulces...
Mmm dulces...

Creo que la gente me puede comprar fácilmente con comida.

Ah, okay— respondí, pateando inconscientemente una piedra que se encontraba cerca de mis pies.

El brazo de Lucas apareció en mi campo de visión, se detuvo a la altura de mi estómago, así que dejé de caminar.

—Llegamos—dijo, levanté mi mirada y me encontré con una camioneta parecida a la que tenían en Scooby Doo, ese tipo de camionetas que había visto a los hippies ocupar en las películas.

Debí admitir que se veía bastante llamativo, estaba lleno de colores y en el interior se podía ver la cantidad de dulces que habían.

Mi mandíbula casi cae el suelo al ver que hasta tenían una máquina de algodón de azúcar.

—Algodón—murmuré por lo bajo, estaba segura que mis pupilas ya se habían dilatado por la emoción.

—¿Hay algo que te llame la atención?— cuestionó Lucas con una sonrisa burlona.

—Tal vez— dije cruzándome de brazos, él no borró la sonrisa que tenía y me hizo una seña con su cabeza para que lo siguiera.

Caminamos hasta la ventana para pedir y nos pusimos detrás de una madre que iba con su hijo que estaban haciendo fila.

—¿Esta vez me vas a dejar pagar a mi?—me preguntó mirándome una inquisitiva mirada.

—Ya que insistes— levanté una mano señal de no saber—Estoy de buen humor.

Fue nuestro turno y una chica pelirroja nos atendió con una sonrisa.

—¿Qué desea ordenar?— nos preguntó amablemente.

Lucas me miró, dándome a entender que yo respondiera primero.

—Uhm... yo quiero un algodón de azúcar—dije y miré detrás de ella donde se encontraba mi pedido.

—Que sean dos—pidió mi acompañante, la chica asintió y le dijo lo que tenía que pagar.

Ya cuando tuvimos nuestros algodones, nos dirigimos a unos columpios que se encontraban vacíos.

—¿Por qué tú algodón es más grande?— pregunté después de analizarlo, él no dijo nada y siguió comiendo así que le robé un poco de su nube de color rosa y me lo comí con una sonrisa burlona en mi rostro, él me miró con los ojos entornados y me reí.

Pasamos minutos, y minutos ahí, al igual que la primera vez que salimos juntos, me la pasé genial, solo que en vez de helado, ahora era algodón de azúcar.

Él probablemente se sentía solo, en su casa las cosas parecían estar tensas, en el instituto no tenía otro amigo más que Tyler y nunca lo había visto con personas de su antiguo curso.

Habían momentos en los que no hablábamos, solo mirábamos el cielo y las hojas moverse por culpa del viento.

Cuando empecé a notar que el sol se iba escondiendo y que el clima se tornaba más frío, decidí que era momento de volver a casa.

Lucas me acompañó—porque iba prácticamente al mismo lugar que yo— y cuando llegamos a la puerta de mi casa me dio pereza sacar las llaves de mi mochila, así que la toqué con los nudillos.

Mi madre abrió la puerta y no ocultó su expresión de sorpresa al ver a la persona a mi lado.

—Vaya, hola— lo saludó— pensé que no te caía tan bien, Grace— esta vez se había dirigido a mi.

—Si, bueno, estamos en tregua—dije y ella asintió.

Hace mucho tiempo que estamos en tregua, de hecho.

Esto... yo me voy— empezó a alejarse de espaldas— adiós, Grace— se despidió con la mano y yo lo imité.

Antes de que el se alejara mucho más, mi madre lo interrumpió.

—Uhm, Lucas querido—lo llamó y el se volteó, yo no sabía que le quería decir— en la mañana me encontré con tu madre y me contó todo lo que está pasando, solo te quería decir que cuando quieras estás bienvenido aquí— soltó mi madre.

Lucas sonrió, pero no le llegó a los ojos y con un movimiento de cabeza casi imperceptible se fue hacia su casa.

—¿Tú lo sabias?— me preguntó mi mamá, yo asentí suavemente, ella me dio una sonrisa triste y puso su mano en mi espalda para que entrara— Vamos adentro, hice chocolate caliente, últimamente esta haciendo más frío.



N/A: BAJEN LAS ANTORCHAS!! Aquí traje el capítulo, perdón por no actualizar hace prácticamente un mes y gracias por haberme esperado juju los amo, bbys💕💕

lena fuera.

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