capítulo 22

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GRACE

Cuando salí corriendo del gimnasio giré en una esquina para que si alguien venía detrás mío no me encontrara.

Lo único que quería en ese momento era estar sola.

La gélida brisa corría por mis brazos desnudos y me calaba hasta los huesos.

Había sido una mala idea salir sin siquiera un abrigo, tampoco tenía mi celular, ni las llaves de mi casa, todo lo había dejado en la escuela.

Así que ahí estaba yo, caminando sola por la calle en la noche, jugando a patear las piedras que cruzaban mi camino.

Me odia.

No lograba comprender el por qué lo dijo de la nada.

Desearía poder leer su mente
Saber en qué estaba pensando cuando me dijo eso.

¿Acaso no se da cuenta del daño que me hace?
¿No se da cuenta que me está destruyendo?
¿No se da cuenta de que todo lo que hace me afecta de un modo u otro?

El viento empezó a soplar más fuerte y desmarcó mi peinado, yo terminé de quitarlo.

Mis ojos ardían por tanto aguantar las lagrimas y exploté.

Parecía que todas emociones que llevaba acumulado las últimas semanas querían salir.

Mis mejillas se empezaron a humedecer y yo dejaba que las lagrimas corrieran.

Estaba rota.

No podía controlarme.

No podía controlar cómo actuaba, como me sentía o lo que hacía.

Sentí unas pisadas más adelante, al principio sentí miedo de que me pudieran hacer algo, pero luego reconocí una voz.

—¿Grace?—La voz de Cam retumbó en mis oídos—¿Qué haces aquí, yo pude librarme y ya iba para...?—Al parecer noto mis mejillas humedecidas por las lagrimas—¿Qué pasó?—Su voz de repente sonó mucho más seria.

Sequé las lagrimas rápidamente, odiaba que la gente me viera así, odiaba que tuvieran que cargar con mis problemas, odiaba no parecer fuerte.

Él se acercó a paso acelerado.

—Y-yo...—titubeé y lo siguiente que sentí fueron los brazos de Cam rodearme.

Hace años que no nos veíamos pero, al parecer todo lo que necesité en ese momento fue un abrazo de él, estaba muy agradecida que no me forzara a hablar.

Su abrazo era cálido, su cuerpo emanaba un calor agradable, Justo y necesario en ese momento.

—Suelta todo lo que tengas adentro, desahógate, estaré aquí para escucharte—dijo y comenzó a acariciar mi cabello.

—Me siento afuera, me siento vacía, n-no me gustan las decisiones que estoy tomando, no me gustan los sentimientos que estoy teniendo, detesto el camino por el que estoy yendo—esnifé—siento que estoy en una carretera en la que no puedo retroceder, me siento rota—y volví a explotar.

Cam no dejo de acariciar mi cabello, estuvo así por varios minutos hasta que pude tranquilizarme.

Nos alejamos y vi la cara de tristeza que tenía Cam.

Odio que la gente sienta pena de mi, pero se que no se puede evitar.

—Cierra los ojos—dijo firme

Fruncí el ceño.

—¿Para qué?—pregunté confundida.

—Solo ciérralos—volvió a decir con la misma firmeza, le hice caso.

Cleaved originalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora