Despertar

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Flavio

Desperté después de una noche llena de sueños, hace horas que vi a Samantha después de años,y me sigue doliendo el corazón igual, o de una forma más intensa cada ve que pienso en ella, en su prometido y en la futura boda,y es que siendo sincero pensaba que la vida nos tenía preparada alguna de sus sorpresa, una llena de alegría y amor, pero no, ella ya es feliz, ya está enamorada y está por formar una familia.

El timbre de la puerta me saca de mis pensamientos, por un momento había deseado quedarme en mis sueños, donde Samantha me juraba amor, donde se quedaba embaraza y empezábamos a formar una familia, pero no, eso habían sido solo sueños, sueños demasiado realistas y demasiado acogedores, pero sueños.

-Pero Flavio llevamos 10 minutos llamando a la puerta- Hugo y Gèrard habían llegado para pasar el día en la nueva casa del murciano.

-Lo siento, me e dormido, lo siento chicos- dijo Flavio poniéndose la camiseta.

Samantha

Anoche tuve una discusión con Alberto después de la visita de Flavio, no por Flavio, si no porque últimamente no está apenas en casa, y ver a Flavio me a revuelto por dentro, quizás he estado equivocada todo este tiempo, y no debería de dar un paso tan grande como casarme. Para ser sincera Flavio me a removido algo dentro, algo que creía muerto. Mis sentimientos por Alberto son reales, tanto como la vida misma, pero también es cierto y real que cada vez son menos intensos, que cada vez hay menos besos y menos citas románticas, que estamos en una monotonía nada sana, y que ver a Flavio a sido el detonante para volver a realidad y plantearme todo.

Cogí mi móvil decidida a escribirle, a pedirle tiempo y a preguntarle si esta noche pensaba aparecer por casa, o como ya era costumbre tendría que hacer horas extras y yo dormiría sola. Su respuesta fue muy simple, "Samantha no tengo tiempo para tonterías, cuando llegue a casa hablamos". Esto afirmó que nuestra relación estaba acabada, que este no era el hombre del que me enamoré hace años, que había cambiado, tanto o más que yo.

El timbre me sacó de mis pensamientos, hoy tenia que grabar un anuncio para calcedonia, de su nueva colección de pijamas y ropa interior, la sesión se haría en mi casa, en el jardín y a pesar de hacerme mucha ilusión no tenia ningunas ganas, hoy solo me apetecía estar en la cama, sola y pensar en todo. Pero tenía un contrato firmado y tenía que hacerme responsable de eso.

Después de una hora en el salón maquillándome y peinándome salimos al jardín para empezar la sesión, mire en dirección a su casa casi instintivamente y ahí estaba el, con dos chicos más, mirándome con una sonrisa, con una sonrisa que me descongeló un poco más y me hizo sonreír mientras le guiñaba un ojo.

Flavio

Estaba en mi terraza con los chicos, no paraba de ver a gente entrar y salir del salón de Samantha, supuse que sería para alguna entrevista o algo, pero ella salió, con el pelo perfectamente liso, un maquillaje muy discreto, pero que le sentaba de maravilla, me quede alucinado, esta mujer era preciosa, más preciosa de lo que recordaba. Me miró, la miré, y sonreímos, ella iba con una bata negra de encaje, y estaba espectacular, pero cuando se quitó la bata y quedó con un conjunto de encaje negro el corazón se me disparó. Esta mujer no puede ser real, pensé.

-Por dios Flavio, quien es esa diosa- dijo Hugo mientras observan como le hacían fotos a Samantha.

-Es mi vecina- dije yo también embobado

-Y porque tú vecina te a giñado un ojo?- dijo Gèrard riéndose

La tarde paso en un suspiro, y mis amigos ya se habían ido, me había costado convencerlos que fue un simple gesto, que entre Samantha y yo no había nada, que incluso ella estaba prometida, pero ellos no se daban por vencido, cada vez que nuestras miradas coincidían ella sonreía, de una forma única y especial, le brillaban los ojos y tenían que llamarle la atención para que mirara a cámara.

Inesperado / Flamantha Donde viven las historias. Descúbrelo ahora