Tejiendo alas

1K 53 13
                                    


Habían pasado 2 meses desde que Samantha y Flavio empezaron a quererse, quererse bien, quererse de verdad, de una forma inusual.

Dos semanas atrás se hizo pública la separación de Samantha y su prometido y seguía teniendo a la prensa detrás de ella para ver si podían sacarle algo.

Pero Samantha no era de esas, no vendía su vida, y solo actuaba con cabeza, le había costado mucho aprender a usarla y esta vez lo haría más que nunca.

Samantha

-POSITIVO- no puede ser mai, decía la chica mientras lloraba en los brazos de su amiga

-Sami, tranquila, respira-con un tono dulce maialen intentaba calmar a la rubia que estaba al borde de la locura

-Mai, estoy embarazada, no puede ser verdad mai, que voy a hacer? Como le digo a mi ex amor imposible que me e quedado embarazada cuando solo hace 2 meses que nos estamos conociendo.

-No lo sé titi. Pero tienes que hablar con Flavio, cuanto antes, pero primero tienes que meditar que vas a hacer, creo que deberíamos ir al médico e informarnos bien del todo, ¿y si es una falsa alarma?- decía mai mientras levantaba a Samantha del suelo para montarla en el coche.

-Mai hemos echo 6 test de embarazo y todos son positivos- decía Samantha ahorcajadnos el cinturón.

Llegaron a la consulta de urgencia de la ginecóloga de Samantha, llevaba años siendo su ginecóloga y al recibir la llamada de esta se asustó y le busco un hueco en la hora de la comida.

-Gracias por darme cita Rosa, no sabes lo desesperada que estoy-decía Samantha mientras seguía llorando

Tras varias pruebas la doctora rosa confirmó que estaba embarazada y le pidió que se tumbase en la camilla.

Empezó a esparcidle un gel en la barriga que hizo que Samantha se estremeciera, y ahí estaba ella, con los ojos como platos atenta a ese sonido.

-Estás escuchando sam?-decía rosa sonriendo

-Eso es su corazón?-decía Samantha más calmada, y es que para ser cierto ese sonido le abrazó el alma, dejándo de lado el miedo y si entiendo la valentía que sentía antes de la noticia. Y es que acababa de escuchar a un pedacito de ella, y aunque no fuera el mejor momento, ni las circunstancias fueran las correctas, ahí estaba ella, cautivada por los latidos de su bebé, y llorando, llorando a mares, pero esta vez con el corazón cálido, lleno de amor y de esperanza.

Flavio

-No de tío llevo todo el día intentado hablar con ella pero no me contesta el teléfono- decía Flavio a su amigo que estaba al otro lado de la línea

-No seas dramático Flavio, estará componiendo o haciendo cosas, dale tiempo, estáis bien, ya verás que esta noche vuelve a tu casa y pasáis la noche juntos como siempre - y es que su amigo llevaba razón, llevaban dos Medea compartiendo cama, haciéndose felices, cuidándose, y entregándose en cuerpo y alma al otro.

-Llevas razón Aitor, creo que estoy sacando todo de contexto pero entiende mi mie...-No pudo acabar de hablar porque el timbre sonó.

Y ahí estaba su Preciosa rubia, con sus ojos brillantes y una sonrisa Preciosa, sabia que algo no estaba bien, porque a pesar de sonreír tenía los ojos hinchados de llorar y la nariz roja.

-Tengo que dejarte luego te llamo hermano-Dijo Flavio al teléfono

-Hola- la rubia lo abrazó como si fuera la última vez que lo hacía, se aferró a su cuerpo temblando como nunca antes lo había echo.

Inesperado / Flamantha Donde viven las historias. Descúbrelo ahora