O8 | APRESURADO

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El moreno colocaba la corbata de su uniforme con tranquilidad

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El moreno colocaba la corbata de su uniforme con tranquilidad. Eran las seis y cuarenta y cinco am, pronto debía ir al auto para irse a clase pues ellas comenzaban a las siete trenita, además de que debía pasar por su mejor amigo para llevarlo con él a clase, hacía tiempo eso se le hizo costumbre y honestamente era mejor ir con Yoongi a clase que ir solo.

Una vez arreglado su uniforme y estando ordenados todos sus materiales, Namjoon bajó a la cocina por su desayuno el cual estaba en una bolsa con un lacito azul aguardando por él.

—Gracias, Lyeni jalmoni—sonrió el moreno al ver el detalle que la anciana dejó para en la bolsa.

—No agradezcas, cariño—sonrió la mujer acariciando su mejilla y deseándole un buen día en su escuela. En chico sonrió, le dio un abrazo rápido a la señora que ha servido como madre sustituta desde sus doce años y luego partió a su auto para irse a clase.

Era lunes, su día menos favorito en la semana, pero ese hecho no era suficiente para que el ánimo de Namjoon se desplomase, por supuesto que no. El viernes pasado entregó el primer cuadro a su amado y éste le dijo que lo había adorado, que le gustó muchísimo y estaba ansioso por el siguiente, o bueno, no dijo especialmente eso último, pero casi. También había ayudado a Yoongi a darle una lección de buenos modales a los chicos que mojaron a Jungkook el jueves por la tarde, él no se implicó mucho, sólo protegió el lugar para que nadie atrapara a Yoongi, pero igualmente fue parte de la emboscada.

Una vez teniendo todo listo y ya estando dentro del auto, puso en marcha el mismo para ir rumbo a la casa de su amigo el pelinegro y así irse juntos a la escuela. En el camino se distraía oyendo música, la radio matutina no era especialmente animada, pero sí le despabilaba el sueño. Cuando llegó a la calle de la casa del mayor lo vio parado esperando por él, freno enfrente de su amigo, éste subió al auto, se saludaron y siguieron su ruta.

— ¿Cómo sigues de los golpes del viernes?—curioseó el menor a su hyung.

—Me han mejorado bastante, aunque aún se ven un poco demacrados—comentó mostrándole los nudillos a su amigo, en los cuales se mostraban pequeños hematomas rodeados de un color amarillento.

— ¿Qué te dijeron tus padres?

—Mamá me ayudó a curarlos pues creyó que me los hice jugando fútbol, y a papá directamente no le importó.

—Qué lindos padres nos han tocado—dijo el menor con un tono de sarcasmo.

—Excepcionales—imitó Yoongi, ambos rieron.

Mientras hablaban tranquilamente sus cosas en el auto e iban rumbo a su instituto el mayor de ambos pudo visualizar un chico caminar con el mismo uniforme que ellos, no tuvo que ser adivino para saber que dicho chico era Jungkook, así que le pidió al menor que se detuviera para que le diese el avetón hasta la escuela. Aunque no habría hecho falta pedírselo pues Namjoon igual iba a hacerlo (claro, si hubiese distinguido que el chico en cuestión era Kook).

𝐅𝐎𝐓𝐎𝐆𝐑𝐀𝐅𝐎 | 𝐕𝐌𝐎𝐍/𝐍𝐀𝐌𝐓𝐀𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora