Anne whit an E, One Shots

You and Me

Canción: You and Me

Intérprete: Lifehouse

Para los fans del Roody (me incluyo) y para los fans del Shirbert (también me incluyo), aunque le di mas prioridad a Roody, ya saben, de Shirbert hay en todas mis historias.

***

1896

¿Que día era? ¿En qué mes estaba el calendario?

Eso era algo que Moody Spurgeon se preguntaba cada día de su vida. No le prestaba atención al reloj, que parecía avanzar con rapidez.

La razón de su distracción tenía el nombre de un piedra preciosa, rizos tan dorados como el oro, rostro pálido con muchas pecas, unos ojos celestinos como el cielo en el medio día y unos labios en forma de corazón, que siempre tenían un color rosa natural.

Sí, estamos hablando de Ruby Gillis.

La menudita Ruby Gillis que ahora mismo se encontraba en donde estaban todos los abrigos, asustada y temblando. El ensayo para el baile de la feria del condado la había aterrorizado mucho por algo que su madre le contó.

Las amigas de la chica fueron hasta ella muy preocupadas.

—¿Qué pasa, Ruby? ¿Qué es lo que tienes? —preguntó Anne.

—¡Estoy embarazada! ¡Y ustedes también lo están! —soltó finalmente.

Todas se quedaron en un estado de shock antes de empezar a chillar que eso no podía estar pasando.

—¡Mamá dijo que si tenía contacto con un chico, me iba a embarazar! ¡Todas tuvimos contacto!

—¡No! —dijo Anne, asustada.

—¡¿Quién de los dos es el padre?! —exclamó Tillie, con la misma expresión de horror.

Y así fueron los gritos, que alertaron a la señorita Stacy. Ella escuchó justamente cuando la inocente Ruby mencionó su "embarazo" y Josie al verla llegar, la señaló con enojo.

—¿Cómo permitió que pasara? ¡Tuvimos contacto con chicos!

La señorita Stacy, sin saber si reír o llorar al ver que creían eso y que sus padres no habían tenido la valentía de explicarles que así no funcionaba la reproducción.

—Eso no funciona así, niñas —dijo, tratando de calmarlas. Las seis chicas se pusieron enfrente de ellas, esperando que les explicara—. Bueno... eh... hay pasos, sí, hay pasos para eso. Ya saben, primero deben comprometerse y... pues... desposarse, claramente... luego, con el consentimiento que ustedes le den a sus esposo... bueno... am... podrán pasar juntos por ese hermoso camino de la... de la maternidad. ¡Bien! Continuemos con el baile —finalizó, escapando rápidamente de esa incómoda conversación.

—¡No quiero bailar! —dijo Ruby, que aún tenía un poco de miedo.

—No bailes, puedes quedarte aquí —respondió la maestra.

Al otro lado del salón, Moody, quien parecía en otro mundo, fue golpeado ligeramente en su cabeza.

—¿Eh?

—Te estaba diciendo que tu pierna está sanando muy rápido —habló Gilbert, maravillado por su nuevo descubrimiento en como la naturaleza ayudaba tanto a la medicina.

—¿Entonces puedo bailar? —preguntó el chico con ilusión. Quería poder bailar con la chica de cabellos dorados.

—Me temo que no, Moody, aún falta para que sane y que bailes hará que los puntos internos se remuevan, causando que los grupos sanguíneos de tu pierna se...