Bad Reputation [II]

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—¿Y era buena en la cama? —susurró Billy en dirección a Roy, que miraba todo con el mismo rostro lleno de arrogancia.

Los ojos del castaño se posaron en la espalda de Anne, que escribía lo que estaba en el pizarrón y estaba ajena a todo.

—Una fiera —masculló Roy—. Es una pena que ahora sea tan recatada.

Ambos rieron, llamando la atención de la pelirroja, pero no se giró. Algo le decía que era de ella de quien se reían y ese día no tenía ganas de discutir con nadie, aún más porque era el aniversario de muerte de su padre y madre adoptivos. Realmente no tenía ganas de nada. 

Apenas había ido a la escuela porque la señorita Stacy se encargaba de ir a buscarla y dejarla ahí para luego ir a su trabajo en la universidad. Desde que Matthew y Marilla murieron, Muriel se hizo cargo de Anne. 

Al terminar esa clase, la chica tardó más de lo normal en guardar sus cosas. Estaba esperando que todos se fueran para poder salir. Y sí, salieron todos, excepto Roy y Billy.

—Oye, prostituta —la llamó Billy, sentandose en la mesa de enfrente de ella. Anne dio un respingo cuando sintió la respiración de Roy en su cuello y sus manos pasando por su cintura—. ¿Tienes tiempo para nosotros?

—Aléjate, Roy Gardner —dijo la chica, intentando zafarse de las manos de Roy, sin éxito. 

—Bebé, ¿no me extrañas? —susurró él, comenzando a besar la nuca de Anne mientras Billy se acercaba a ellos y veía divertido la situación.

—Roy, aléjate o...

—¿O qué? Eres una chica, una chica contra dos chicos más grandes que tú —replicó el rubio, cruzandose de brazos.

—¡No me toques! —exclamó Anne cuando la mano de Roy fue bajando por su vientre. Y sin esperar más, tiró de su brazo hacia atrás, golpeando con el codo el estómago de Roy y dejándolo sin aire.

A pesar de ello, no podía escapar, porque Billy la tomó de sus manos y la retuvo ahí, mientras esta se removía con toda su fuerza. Recuperando la respiración, Roy se volvió enojado hasta la chica, para darle una bofetada en la cara que la dejó aturdida.

Y en ese momento, de milagro, entró Gilbert al salón, yendo a buscar el libro que se le había quedado a Jane. 

Roy y Billy miraron a Gilbert, pero no soltaron a la chica.

—Oye, chico —habló Billy—. Vete por donde venías y si dices algo te parto la cara.

—Sueltala —dijo Gilbert, acercándose a ellos sin el menor temor. Solo podía ver el rostro lleno de temor de la chica y como las lágrimas se acumulaban en sus ojos—. Sueltala ahora.

Roy dejó escapar una carcajada—. ¿O qué?

La respuesta llegó en forma de puño que azotó la cara de Roy, lanzandolo al suelo. Billy miró boquiabierto al pelinegro, pero no tuvo tiempo de reaccionar porque Gilbert tiró de la chica hacia él —aprovechando el desconcierto—, y le dio un empujón a Billy. 

Gilbert tomó las cosas de Anne y salieron corriendo, llamando la atención de los estudiantes que estaban en los pasillo. No dejaron de correr ni aún cuando salieron de la escuela y él chico la llevaba a quien sabe donde.

Solo se detuvieron una vez que llegaron a un parque desolado.

—Gracias —dijo la chica, con la respiración acelerada. Se dejó caer en el suelo, sin poder mirar al que había sido su salvación.

Se sentía asquerosa. Sucia. 

Se había sentido de la misma forma cuando las fotos fueron enviadas a toda la escuela.

Anne whit an E, One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora