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Ha pasado mucho tiempo y mis ganas de seguir todavía no las encuentro.

El club ha decidido brindarme ayuda profesional para hablar con alguien sobre esto que me consume. Ya van cuatro sesiones en donde damos vueltas sobre por qué me siento así, no he tocado una pelota desde hace unos meses, solo tengo trabajo físico en el gimnasio, pero la verdad es que no me hace falta jugar, no me hace falta nada.

Me di cuenta que tampoco me hacía falta mirar a Martha, paso a su lado y no me produce nada. Esta tristeza ya me consumió el corazón y me gusta, me gusta saber que no siento nada.

HUMANOS | Julian BrandtDonde viven las historias. Descúbrelo ahora