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[♡]: Cafetería.

Peter salió de la escuela, e iba directo hacia su trabajo. Trabaja doble turno en una cafetería que quedaba camino a su casa. Él se queda con la mitad de su pago, y con la otra mitad ayudaba a May para poder pagar el apartamento. Peter recibió algunos regaños de su tía por trabajar demás, pero el castaño de dieciocho años seguía trabajando sin importarle los regaños que su tía le daba constantemente. Ella se rindió y dejó que siga su vida como él quiera. Obviamente, con la condición de que siga yendo a la escuela y estudie.

Peter entró a la cafetería, colgó su mochila, agarró su mantel y fue dierecto hacia el mostrador en donde atendia su mejor amiga: Gwen Stacy.

-Buenas tardes, Peter.- Saludó

-Buenas tardes, Gwen.- Sonrió- ¿Llegué tarde?

-Nope. Llegaste justo a tiempo.- Le entrega una bandeja con un capuchino doble.- Llegó tu cliente favorto- Sonríe y señala disimuladamente la mesa en donde se encontraba el "cliente favorito" de Peter.

Peter miró hacia aquella mesa y una sonrisa boba apareció en sus labios- Wade...-Sonríe y agarra la bandeja.

-Deberías hablarle. Ya van como cinco meses desde que te enamoraste y no sos capaz de empezar una conversación sin ponerte nervioso o salir a paso rápido de ahí.

-Lo se... Lo intento pero, bueno, sabes como soy.- Sonríe y va directo hacia la mesa.

Peter trabaja en esa cafetería hace un año y medio; Wade empezó a ir hace ocho meses y Peter se enamoró hace cinco meses. Lo único de lo que hablaban era sobre café, las nuevas recetas de postres, y todo ese tipo de cosas. Peter nunca se atrevió a preguntarle la edad; pero con tal sólo ver a ese apuesto hombre, alto, rubio, con esa hermosa sonrisa que derrite a Peter por dentro, esos hermosos ojos azules y esa barba de hace unas semanas, podrías pensar que tendría unos veinticinco, veintisiete años. Dios, Peter estaba perdidamente enamorado de ese hombre, pero nunca tuvo los huevos para iniciar una conversación normal, sin ser la misma de siempre; café, recetas, postres.

Pero esta vez, sería diferente.

Hoy se atrevería a hablarle, hoy sería ese día en donde lo invitaría a una cita sin morirse de los nervios y tomar un color tomate. Hoy mismo, justo después de entregar ese café, le pediría una cita, en donde Peter no tenga que trabajar entregando cafés a otras mesas. Hoy sería, bueno, ya entendieron.

-Un capuchino doble para el señor... Wilson.- Entregó el café y lo miró. Se estaba muriendo de los nervios.

-Gracias, Peter.- Mira y le sonríe. Dios, esa sonrisa, esa maldita sonrisa. Peter, no te desmayes. Controla tus hormonas.

-¿Desea algo más?- Pregunta el castaño sosteniendo su bandeja.

-Si.- Se acomoda y lo mira fijamente- Una cita contigo.

Y en ese momento, ese preciso momento, Peter casi se desmaya, oh, no no, casi se muere.

-¿Una c-cita?- Podría jurar que estaba más rojo que un tomate.

-Así es. ¿Quieres?- Sonríe nuevamente.

Peter gira la cabeza y mira a Gwen qué al parecer escucho todo porque estaba levantando los dedos pulgares y asentía con la cabeza con una sonrisa.

-Esta... Emm.. Si..- Carraspeo- ¿Cuando?

-Mañana es sábado, ¿Estas libre?

-Sábado... Mañana... Esto... Estoy...- Balbuceaba y no despegaba la vista de los hermosos ojos azules.

-¿Es un si?- Interrumpió sabiendo que Peter estaba demasiado nervioso como para hablar.

-Si...- Sonrió levemente y suspiró.- ¿A que hora y a donde?

•Wade × Peter Donde viven las historias. Descúbrelo ahora