Spiderman y Deadpool eran buenos amigos desde hace, aproximadamente, dos años. Digamos que eran mejores amigos. Se conocían bastante bien, sabían los gustos y disgustos de ambos, sus identidades, la vida de cada uno, demasiadas cosas. Pero, lo que aún Peter no sabe, es el como se ve su amigo sin la máscara. Wade por más que amara demasiado á Peter, y el a Wade, no quería mostrarle su rostro, tenía miedo que se espante y que su buena amistad que tanto le costo conseguir; se vaya a la mierda.
En fin. Digamos que al principio para Peter ser amigo de un asesino fue difícil, pero acordaron en no meterse en los trabajos de ninguno. Peter por su lado, Wade por el otro, y luego; juntos en el edificio en dónde solían juntarse siempre. Wade siendo Wade, y Peter... Bueno, tímido y ruborisado por los piropos que su amigo le tiraba.
A pasar el tiempo, Peter le tomo demasiado cariño al mercenario, a tal punto de enamorarse de él sin verle el rostro antes. Y ni hablemos de Wade; este apenas vio a Spiderman, le declaró su profundo amor con rosas y un anillo de compromiso. Estaba (y sigue estando) demasiado loco.
Dejando de lado todo eso, volvamos al presente.
Peter se encontraba arriba de un edificio, esperando la llegada de su amigo algo nervioso y ansioso a la vez. Hoy tenía pensando en declararse, decirle que le gustaba y que le gustaría tener, obviamente, algo más que una amistad. Lo mejor de todo era que no tenía que temer con que se vaya a la cárcel, porque Peter tiene dieciocho, y Wade veintitrés años de edad. Y digamos que Wade esperó dos años más para que su amigo araña tenga la edad suficiente para ir más allá, y así comerle la boca a besos.
Deadpool llegó, saludando a su arañita con su típico apodo:—¡Hola, baby boy!
—Hola, Wade—. Devolvió el saludo, mientras se quitaba la máscara.
—Ayer, mientras cagaba, estaba pensando en ir a comer en algún lugar, sabes, en el negocio mexicano que está acá a la vuelta.— Dijo mientras se sentaba al lado de su amigo.— La comida que el viejo vende, es... Dios, exquisita.— Finalizó e hizo el típico beso de chef. Peter solo lo miraba, con una sonrisa boba en su rostro.
—Si, para mí está bien.— Bajo la vista, mientras empezaba a jugar nervioso con la máscara entre sus manos.— Wade, tengo algo que confesarte.
—Soy todo tuyo. Digo.... Oídos.
—Bueno, amm... Hace... Hace tiempo que, bueno, sabes que te quiero mucho y todo eso, y bueno...— Suspiró, tratando de relajarse un poco— Me gustas, mucho, Wade.— Finalizó, apartando la vista de su amigo.
Wade se quedó en completo silencio.
—¿Wade?
—No. No, ¡No!— Se levantó de su lugar, empezando a dar vueltas en el medio del edificio.—No viste mi rostro, ¿Acaso quieres espantarte?— Lo último lo dio llevandose una mano al pecho.
—Wade, no me importa como te veas.— Trató de tranquilizarlo, levantándose de su lugar mientras se acercaba al mercenario.— Tu me gustas mucho y... La apariencia no me importa.— Agarró con sus manos las manos de ajenas.— Déjame verte.— Pidió en un susurro. El de las katanas suspiró.
—Bien, quítame la máscara. Pero si te arrepientes, es tu culpa.
Peter hizo caso. Primero se sacó uno de sus guantes, lo tiró quien sabe dónde y con ambas manos quitó con delicadeza la máscara. Al sacarla por completo, vio una foto de Hugh Jackman pegada a su rostro.
—Era por si... La otra se salía.— Peter río negando con la cabeza. Otra vez, con delicadeza, le quitó el pedazo de papel que cubría el rostro de su amigo.— Auch, la cinta, duele.
Le quitó por completo aquel papel de allí, lo tiró y se quedó mirando todo el rostro lleno de cicatrices. Acercó su mano con lentitud, acariciando levemente con las yemas de sus dedos las dichas cicatrices. Peter le sonrió, Wade copió el acto.
—Eres... Eres jodidamente sexy. Y tienes unos bonitos ojos.— Wade quedó boqui abierto, Peter solo sonreía.
—Si me besas ahora, luego disfrutaras las consecuencias.— Susurró.
Peter endredo sus brazos en el cuello ajeno, acercaron sus rostros y unieron su labios en un largo, y algo apasionado, beso. Wade aprovecho el momento y acorraló los glúteos de spiderman. Este tiró un jadeo, sus mejillas se tornaron a un color rojo.
—Ahora me pertenecen.— Susurró, apretando una vez más el trasero ajeno. Peter ríe nervioso, aún con ese sonrojo en el rostro.
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UfFfFff extrañaba escribir por aca jsjsj
Créditos a @tloarts_edits cuenta de Instagram, por la bella foto de ahí uwu
