Un día soleado se asomaba por la ventana, las cortinas iban y venían al compas del viento. Un adormilado Wade intenta despertarse, pero le era imposible. Estuvo casi toda la noche despierto haciendo planes para ir de vacaciones con su novio, aunque recibió un par de regaños por parte de este, el rubio no le dio importancia y siguió con lo suyo. Ahora se arrepintió un poco por ello, pero ya no podía hacer nada.
-¿Qué hora es?- Entró a la cocina en donde se encontraba Peter mientras se sobaba los ojos.
-Buenas tardes.- Saludo burlón el castaño- Son las cuatro, casi cinco, cariño.
-Mhm..- Bufo. Peter río.
-Te dije que vallas a dormir, y no me hiciste caso. Ahora te cagas.- El rubio volvió a bufar.
-Te amo.- Murmuró mientras undia su rostro en el cuello ajeno.
-Yo más.- Dijo entre risitas, ya que Wade empezó a hacerle cosquillas.
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