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[♡]: Creo que ya lo entendí.

Wade daba vueltas por toda la sala de estar, a veces se tiraba al sofá, otras veces se levantaba y se quedaba parado mirando un punto no especifico mientras pensaba... Si lo mirabas podrías creer que estaba loco o algo asi.

El era una persona solitaria, con muy pocos amigos y ningún familiar vivo. Le iba para la mierda en la secundaria, sus notas estaban a la miseria, casi nunca iba; y si iba, faltaba a clases. Pero de igual manera no le daba importancia.

Amaba la soledad, le gustaba estar sólo, pero a veces estar sólo no es lo mejor para alguien. Wilson a veces quiere sentirse acompañado, quiere sentir un abrazo cálido, cómodo, sentir que alguien va a estar con el sin importar que. Quiere que Peter Benjamin Parker este en su vida.

Peter, ese chico bajito, adorable, ojos caramelos, sus finos y rosados labios, su suave y sedoso pelo... Ese chico que lo vuelve loco. Ese chico no sale ni un segundo de su mente, lo volvía loco, tonto, lo enamoraba aún más... Peter Benjamin Parker era el chico perfecto, con un humilde corazón, demasiado inocente, buena persona, era todo lo bueno en este jodido mundo.

Ya se habían hablando en muy pocas ocasiones. Cuando se cruzaban el los pasillos de la escuela, se saludaban. Cuando uno se encontraba con el otro en el baño, se saludaban. Muy pocas veces en el resceso chocaban miradas, se saludaban y ya. Pero prácticamente nunca tuvieron una conversación normal.

Así fue siempre. Se saludaban, y ya. Así por varios años, hasta que Wade se enamoró de ese chico.

_🍃_

El rubio se encontraba sentado en unas de las bancas del comedor, mirando su celular y agarrando papas fritas en vez en cuando.

Sintió que alguien se sentó en la banca del frente, pero no le dio importancia. No hasta escuchar una voz dulce que conocía perfectamente.

-Hola, Wade.- Saludo tímido un lindo castaño. El nombrado levantó la vista, y casi se desmaya.

Peter traía puesto anteojos, una polera azul y el cuello de una camisa de a cuadros salía a la luz. Su típica vestimenta, sólo que esta vez traía los anteojos, y muy pocas veces los traía puestos.

-La directora me llamó hoy, dijo que estas algo mal con las notas dé las materias y eso...- Empezó a hablar con la vista baja y con esa voz tan dulce que es capaz de derretirte.- Me pidió a mi que te ayude a ti, dice que soy el más inteligente de la clase, o algo asi. ¿Sabes? A mi no me gusta presumir, hasta odio que me digan eso, pero no puedo hacer nada al respecto. De igual manera creo que tienen razón, pero ese no es el punto..- Hablo tan rápido y tímido a la vez. Tomó una vocanda de aire y siguió hablando:- El punto es... La directora dijo que te ayude, pero con tu permiso, así que... ¿Quieres que te ayude?.- Preguntó finalizando con una dulce sonrisa en su rostro.

Wade no pudo contestar. Estaba boqui-abierto, perdido en tanta belleza y perfección que se encontraba frente suyo. Hasta parece que no prestó atención a todo lo que el chico dijo. Sólo asintió lentamente con la cabeza.

-Bien, entonces... ¿En donde nos vemos?

Y una cachetada para volver a la realidad fue estampada en su mente. Cerró los ojos, tapó su rostro con ambas manos, negó rápidamente, suspiro y miro nuevamente al castaño.

-En... ¿En tu casa?- Pregunto luego de analizar todo lo que el castaño había dicho anteriormente.

-Mi casa... Esta bien. Mi tía se va mañana por la tarde, a si que... si.- Contestó con una notable sonrisa en su rostro. Acomodo un pocos sus anteojos y empezó a jugar con sus dedos, nervioso.

•Wade × Peter Donde viven las historias. Descúbrelo ahora