Sin respuesta

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Ciertamente, no fue tan malo como creyó.

Fuera del hecho de las miradas extrañas que el menor le lanzaba en todo momento, los suspiros enamorados que soltaba de vez en cuando y los ojitos de cachorro cada vez que hacía algo para evitar ser reprendido por comer sin modales, podría decir que fue cómodo en su haber, mejor de lo que pudo imaginar, si tan solo las cosas fueran distintas, esto habría sido mucho mejor, ya que tener que desviar la conversación que el menor quería tener con él sobre su vida privada, era un poco molesto.

De la Hamburguesa Apestosa, fueron al parque, él accedió solo para que el pelinegro estuviera tranquilo, no esperó que se convirtiera en una especie de cita romántica de la que él no estuvo enterado hasta que volvieron a casa y se lo hizo saber con tanta añoranza que, al decirle que no lo era, simplemente no pareció convincente.

Si lo pensaba mejor, sí, pudo haber sido una cita romántica.

Pero ¿él que iba a saber de esas cosas? 

Nada. Nada en absoluto, nunca ha tenido una cita romántica.

Rodó los ojos y miró su muñeca, olvidando que el reloj que portaba siendo un humano, habría "desaparecido" al transformarse en su forma fantasma, por lo que gruñó para sí mismo, maldiciendo a los Fenton por simplemente no cumplir sus expectativas, nada bueno podía salir de Jack Fenton.

― ¡Por qué demonios tarda tanto!

Gritó, furioso con el estúpido de Skulker que tardaba demasiado, no estaba de humor para esperar, pobre del fantasma cuando llegara, casi sentía lástima por él.

Casi.

. . .

Daniel, por otro lado, flotaba de felicidad en su cama.

De manera literal. 

Estaba flotando sobre su cama, con rostro enamorado y suspirando cual colegial, y es que así se sentía, y bueno, también era un colegial.

El día había sido inolvidable para él, el peliplata lo había complacido en todos sus caprichos.

Empezando por su salida a la Hamburguesa Apestosa.

Oh, pero la cita en el parque es lo que realmente no olvidará nunca.

Lo que había comenzado como una táctica para evitar el acercamiento indeseado de la señora Manson a su multimillonario favorito en el restaurante de comida rápida más famoso entre los chicos de su edad en la no muy tranquila ciudad de Amaty Park, se convirtió en el mejor día de su vida.

Le pidió al hombre que si podían ir caminando a casa en vez de ir en la limusina que el mayor había contratado, pues le resultaba un poco incómodo tener que ir en un auto tan lujoso como ese, el otro accedió como si le hubiera dado el mejor argumento del mundo, estuvo feliz con eso.

Sin embargo, el hombre que siempre se había mostrado estoico, caminaba con las manos tras de su espalda, mirando con desdén los alrededores, nadie parecía notarlo más que él, y aprovechándose de eso, tiró de su mano para llevarlo a un puestecito de helados debajo de un árbol, había algunas parejas comprando helados, él quiso hacer lo mismo, Vlad no se quejó, era una ganancia ¿no?

―Vlad ¿quieres un helado?

―El helado es para los jóvenes, Daniel, no para un...

―Un Fruitloop com tú, no seas amargado Vlad, apuesto que hace mucho tiempo no comes uno, mi papá me contó que te gusta el de vainilla.

―Pero Daniel...

―Nada de peros, yo invito―desestimó riendo, el hombre se quedó a unos pasos, mirándolo con cierta inquietud

Daños colaterales o cómo Vlad obtiene lo que quiereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora