Esa misma noche..—Oye sempai.. —El pelinegro lo miró con sus grandes ojos color océano y el rubio tembló por dentro— tienes un minuto?
—Claro Kise, algún problema con lo que estudiamos? —El rubio miró el libro que tenía en manos y negó despacio.
—Te molestaría acompañarme a un lado? Quiero distraerme.
Cuando llegaron al restaurante de siempre, montones de recuerdos le llenaron el corazón de nostalgia. Era una cervecería donde debieron conformarse con refrescos durante toda su juventud, montones de veces habían hablado sobre ser mayores y poder beber a gusto, todos juntos en esas grandes mesas del acogedor restaurante. Ahora esas conversaciones hacían eco en su mente y llenaban sus iris de pena.
Takao lo había invitado allí pero aún no podía visualizarlo y comenzaba a pensar que era mejor así. No sabía de qué manera iba a reaccionar si veía a Aomine, o incluso a Kouki. Qué podría decir? Debería decir algo? Hasta donde recordaba había perdido la memoria por culpa de Akashi.
—Que coincidencia! Tú eres Rain, cierto? —Kise tembló, pues aquella grave voz era la de un moreno que conocía a la perfección— casi no te reconozco sin tus ojos de colores.
Kise miró sobre su hombro y al fin visualizó al grupo, donde Aomine le sonreía con sus blancos dientes a un pálido Kouki.
—Ehh? No sabía que también jugabas a un RPG, Aomine chan —canturreó Takao con su ojos brillando— cuando se conocieron?
—Hoy justamente,—murmuró Kouki con la lengua acartonada— no sabía que teníamos amigos en común..
Sus ojos se deslizaron sobre la mesa llena de tragos, refrescos y pizza, pero notoriamente su pensamiento estaba lejos de aquella comida, el rubio estaba casi seguro de que estaba pensando en Akashi.
—Kise.. Estas bien? —Abrió los ojos con sorpresa, casi había olvidado que había arrastrado a Yukio hasta allá como un seguro de valentía. Negó con una sonrisa— los conoces?
Justo antes de que entrara en pánico, el escandaloso pelinegro apareció y se colgó de su brazo.
—Kise chan! Viniste!
Hubiera preferido huir de allí, tomar como excusa la presencia de Kasamatsu, pero él no tuvo inconveniente en sentarse con sus viejos amigos, de seguro sospechando que en ellos estaba el problema que lo había hecho llorar aquella tarde.
—Sakura chan me dijo que acabaste con un mutado, es cierto? —Fue lo primero que oyó Kise al acercarse.
—Tenía que hacerlo o iba a matarme.. —Se apenó el castaño, sentado junto a un pelinegro de lentes que parecía curioso a través de sus ojos rasgados.
—A ustedes les gusta mucho todo eso de los juegos, no?
Kise se petrificó ante esa mesa, era como si hablaran de un accidente naval frente a alguien que había sobrevivido al Titanic. Su visión se nubló un poco y las piernas le temblaron, en busca de una cuerda de salvamento se aferró a lo primero que alcanzó con la mano. Yukio habló en su oído, tomándolo del hombro.
—Estoy aquí.
Sus pestañas parpadearon dos veces y miró lo cerca que estaba del pelinegro, tan cerca que podía apreciar con libertad sus brillantes ojos azules, igual de azules que el lago donde el leviatán se escondía. La idea no lo inquietó, sino que le provocó una extraña sensación de sosiego.
La mano con la que buscó refugio con desesperación se encontraba entrelazada con los dedos de su sempai, aunque lo apretó con exagerada fuerza, él no hizo el menor intento por alejarse. Lo soltó apenado y notó que alguien había visto la escena: un moreno de penetrante mirada.
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RPG 2: Red.
FanfictionEl nuevo RPG que volvió locos a los gamers podría volverte rico o.. asesinarte. Continuación de RPG: Los Siete Milagros.