La chica del tren

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Al día siguiente, Nana se había alistado y vestido con su uniforme, Kaoruko aún seguía durmiendo, así que no la despertó, solamente se acercó y le dió un beso en la frente como despedida, puesto que se iría algo lejos a vender sus chocolates.

Luego de un largo camino, llegó al tren, había comprado su boleto y subió para buscar su asiento. Accidentalmente, una joven frente a él sacaba su equipaje de la parte superior de los asientos y por el peso cayó en medio del camino, abriéndose al mismo tiempo y haciendo retroceder al rubio.

-Permítame — Nana sonrió levemente y se agachó para ayudar a la joven.

-Lo lamento — la joven se disculpó ante Nana por el inconveniente.

En aquel momento sintieron una conexión, aquella mujer era muy hermosa sin duda, sus hermosos ojos verdes claros, las gafas que usaba dándole un toque más intelectual, su cabello púrpura suelto que caía por sus hombros y su atuendo elegante lo cautivaron al instante.

De igual forma pasó con la joven, quien quedó cautivada por aquel desconocido soldado alto, corpulento, ojos verdes intensos, de semblante pacífico y encantador, que ofreció ayudarla caballerosamente.
Desvió su mirada enfocándose en su maleta, notó su cuadro, que al momento de caer se había roto.

-Va a matarme — dijo la joven angustiada pasando sus dedos sobre el vidrio partido.

-Es solo vidrio, podrá conseguir otro — respondió Nana creyendo que lo dicho por la joven era una exageración.

El tren se detuvo abruptamente provocando que ambos pierdan el equilibrio, aún seguían agachados, Nana no tuvo de donde sujetarse y se fue hacia adelante derribando a aquella desconocida quedando encima de ella.

Ambos se miraron sorprendidos al tenerse frente a frente, sentían nervios y venguerza al mismo tiempo. Nana retrocedió apenado por la situación y solo atinó a disculparse.

-Lo siento mucho.

-No no no, es mi culpa — respondió la joven nerviosa, se dio la vuelta al notar su boleto de tren y el de aquel joven — aquí tiene — dijo entregando el boleto.

Nana lo tomó, se pusieron de pie, pero inmediatamente notó un gesto extraño en la chica y vió como se tapaba la boca.

-¿Está bien? — preguntó preocupado y la tomó de los hombros al notar que parecía perder el equilibrio.

La joven se acercó y sorpresivamente vomitó en la chaqueta de Nana, este solo puso su mano derecha en la espalda de la joven como consuelo mientras continuaba.

...

Nana estaba en un lavabo del tren, intentaba limpiar la chaqueta lo mejor que podía.

Un hombre uniformado llegó al lugar pidiendo su boleto, el rubio tomó el boleto como pudo y se lo mostró.

-Tuve un accidente — dijo al ver el gesto de horror y asco de aquel hombre, quien con cuidado de no tocar el boleto, lo perforó y se fue con prisa.

Cuando pudo limpiar su chaqueta, se puso otro saco que tenía guardado y se dirigió nuevamente a los vagones en busca de su asiento.

Al pasar entre los pasajeros, quizá había limpiado la chaqueta, pero el hedor de este aún era perceptible.

Nana vió a aquella joven sentada durmiendo en total calma, optó por no molestarla, así que puso sus pertenencias en los espacios sobre los asientos y se sentó hasta llegar a su destino.

Rápidamente quedó dormido, pero no terminó ahí, sus pesadillas lo atormentaban, el campo de batalla era un escenario que no podía olvidar por más que él quisiera.
Aún podía recordar con claridad toda aquella matanza, habían casas destruidas, personas muertas por doquier como si se tratase de pasto.
En aquella pesadilla podía apreciar las bombas caer, estaba frente a un orfanato, en frontis no había caído completamente, pero lo demás sí, las camas internas estaban quemadas o destruidas, podía escuchar llantos, a sus compañeros gritar y ver como caían uno a uno mientras los disparos y bombas acababan con sus vidas. También habían soldados muertos dentro del orfanato, y algo peor aún... niños vestidos de soldados, que yacían en los suelos. Un soldado tomó un lanzallamas y empezó a quemar a otros, observaba con horror cómo intentaban escapar de las flamas.....

En las nubesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora