En las nubes

Un plan

Después de caminar por mucho tiempo, miró al frente notando a alguien en mitad de nada, al irse acercando reconoció a la misma joven del tren y autobús.

Sintió confusión y alegría en verla nuevamente, así que se acercó a ella.

-No los hemos presentado adecuadamente — dijo Nana con tono tranquilo.

La joven elevó la vista realmente sorprendida de aquel encuentro, sonrió un poco y con un pañuelo limpió sus lágrimas, para ocultar su llanto anterior.

-Soy Naoki Nao o puede llamarme Nana — se presentó dándole la mano.

-Junna Tendo — respondió correspondiendo el apretón de mano — lamento lo del autobús, me siento terrible, le he causado tantos problemas, debe irse, no se sabe lo que puede sucederle aquí — dijo muy apenada y avergonzada, pero mantenía su vista en él.

Nana miró curioso a su alrededor, nada malo podría pasar en aquel momento... ¿O sí?

-Siempre cabe la posibilidad de que se incendie un bosque — respondió como una broma logrando hacer reír a la joven — ¿Porqué se bajó? — preguntó curioso.

-Oh, yo me quedo aquí — afirmó.

-Ah — entendió, solo por si acaso miró una vez más los alrededores por si alguien más se acercaba — ¿Espera a su novio?

-No, no no no — Junna bajó la cabeza mientras la angustia se apoderaba de ella y no pudo contener más su inquietud — un milagro — respondió flaqueando la voz, intentó lo más que pudo contener su llanto — va a matarme...

-¿Quién? — preguntó preocupado al ver el estado en que Junna se encontraba.

-Mi padre — respondió intentando en vano cesar el llanto.

-Si es por lo de la fotografía, yo... — intentó dar una solución al problema, pero al parecer era algo más fuerte que eso.

-No es por lo de la fotografía — aclaró la joven calmándose un poco — oh Dios...

-Tal vez no me incumba, pero... ¿Quiere que hablemos sobre esto? — dudaba si en decirlo, puesto que la situación parecía muy delicada.

Junna sacó de entre sus pertenencias dos cartas y se las dió a Nana.

El rubio tomó ambas y las leyó mentalmente, aunque al final de la segunda las leyó en voz alta.

-"...lamento en verdad todo lo que pasó, pero no puedo dejarlo todo por eso, soy un espíritu libre", ¿Quien es un espíritu libre? — preguntó confuso.

-Mi profesor — afirmó la joven — él y yo estábamos.... — no pudo continuar y volvió a llorar.

-No conozco a su padre, pero no creo que solo por un espíritu libre, yo...

-Me expulsaron de la academia — aclaró la situación — los hombres de mi familia fueron a una Academia llamada Siegfeld y todas las mujeres de mi familia fueron a la Academia Seisho, donde nos educan a ser buenas mujeres y esposas de familia, son tan anticuadas que no pude soportarlo, un profesor de Seigfeld solía visitarnos de vez en cuando, él alentaba y apoyaba firmemente mis opiniones e ideales, sin darme cuenta me fui enamorando de él y estuvimos juntos, pero hubo problemas, no pasó mucho para que estallara en aquel lugar y se supiera lo que sucedía, así que me expulsaron de ahí.

Nana permanecía callado en ese momento, no sabía que tan grave era la situación, pero parecía ser más de lo que creyó posible.

-"Siempre debes ser la número uno", "Mataré a cualquiera que deshonre a mi familia", cuántas veces lo he escuchado, cien veces, un millón de veces... — estaba muy abrumada.