Familia

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Las puertas de la enorme casa fueron abiertas con fuerza.

-¡CLAUDINE! ¡CLAUDIINE! — el hombre castaño entró gritoneando y caminando con rapidez buscando a su esposa.

-Todo saldrá bien — Nana le dijo a Junna para que se calmase.

-DEMONIOS, NADA IRÁ BIEN, NO PERMITIRÉ ESTO — el hombre amenazó fulminando a Nana con la mirada, pero luego desvió su vista a su hija — iré con el papa en persona y pediré que deshaga esto.

-No nos casamos por la iglesia — afirmó Junna con prisa.

El hombre detuvo su andar más molesto aún.

-¡CLAUDINE! — llamó nuevamente continuando su caminar.

-¿Qué pasa, Maya? — la mujer mencionada llegó preocupada.

Era una mujer hermosa y bien conservada a pesar de ser mayor, ojos rosa intensos, de tez blanca, usaba maquillaje ligero que era en cantidad adecuada, su cabello rubio cenizo estaba sujetado por una coleta que iba por encima de su hombro derecho, llevaba puesto un vestido amarillo claro con arreglos en los bordes y unos botines cafés.

Quedó emocionada y sorprendida de ver a su hija ahí.

-Oh, Junna — dijo alegre y fue a abrazarla.

Nana no se acercó, solo dejó su maleta y maletín con chocolates en el piso, se quitó el sombrero que llevaba puesto y miró la escena.

-¿Cuál es el problema? — preguntó Claudine sin entender.

-Él es el problema — dijo Maya muy enojado y señaló al muchacho, quien se acercó lentamente — ¿Es así como nos pagas? ¿Decepcionando a tu madre... y a tu padre? — se sentía ofendido y traicionado por su propia hija.

-No quiero decepcionar a nadie — Junna se alejó un poco de su madre y afirmó muy dolida.

-¿De qué rayos estás hablando? — Claudine aún no comprendía el problema.

-¿De qué crees que estoy hablando? Del muchachito — señaló a Nana.

-Su nombre es Nana — Junna se acercó al rubio y lo tomó del brazo defendiéndolo.

-De hecho es una abreviación — susurró el rubio.

-Hijita linda — apareció la abuela de Junna, quien al parecer tenía ojos verdes como ella.

-¡TE LO DIJE, TE LO DIJE, ELLA NO ESTABA LISTA PARA IR A SEISHO AÚN! ¡DEBÍA ESPERAR AQUÍ, EN SU CASA! — habló fuerte al ver a la servidumbre estar de chismosas, lo cual las asustó y se fueron de prisa.

El abuelo entraba en aquel momento, un hombre anciano canoso pero saludable, que al escuchar tantos gritos, quiso saber lo que sucedía.

-¡FUE A SEISHO A HACER QUIÉN SABE QUÉ!

-FUI A LA ESCUELA PARA APRENDER TAL Y COMO LAS DEMÁS MUJERES DE ESTA CASA LO HICIERON — dijo Junna imponente, no iba a dejar que su padre la hiciera sentir menos.

-¿QUIERES EXPLICARME QUÉ SUCEDE? — Claudine preguntó nuevamente perdiendo la paciencia.

-¡TU HIJA, SE CASÓ! — el señor Tendo estaba muy enojado.

-Felicidades, querida— la abuela abrazó con alegría a su nieta, para ella era una noticia fantástica.

-¡MAMÁ! — Maya no lo podía creer.

Junna notó a su abuelo y fue con él.

-Abuelo, detén a mi padre, por favor — le pidió, este al mismo tiempo la abrazó y besó en la frente.

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