Suga y Kags, las mejores meseras

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(Iwaizumi)

Después de que los malditos de Shirabu y Ushijima nos dieran un susto de muerte, nos pasamos la mañana mirando puestos en Shiratorizawa, y yo le conseguí un lindo peluche a Akira de conejito.

A las dos de la tarde, horario en que abriría el café de Karasuno, todos nos hallábamos en las puertas de la preparatoria. Creo que Kuroo, y Kindaichi eran los más emocionados, aunque Makki y Mattsun no se quedaban atrás, y mi novio se veía levemente divertido.

Encontrar el salón donde estaba el equipo de vóley no fue difícil, sin embargo, lo más complicado, fue lograr entrar. Había una fila enorme, y tuvimos que esperar como media hora, para poder ver adentro.

Al principio, cuando llegamos al frente, me pareció un poco extraño que Daichi fuera el anfitrión, pues lo imaginaba más atendiendo mesas, pero solo hubo que mirar a los meseros y los clientes, como para saber por qué estaba ahí.

Tanto Suga como Kageyama, tenían unos lindos vestidos de sirvientas. El primero se había arreglado el pelo para parecer una chica, y al segundo le habían agregado extensiones. Todos los clientes tenían la vista en ellos, y en el tercer omega de Karasuno, Yamaguchi Tadashi, que también llevaba vestido y adornos.

Daichi irradiaba celos, y no podía dejar de mirar a su omega, aunque también vigilaba a sus dos kohais.

-Papá Daichi, tu omega se ve muy lindo así. Vas a tener que marcarlo o te lo van a quitar. -Escuche a Kuroo decirle.

Justo en ese momento, también oímos un jadeo, y solo me basto darme la vuelta, para ver a mi kohai con una hemorragia nasal, y los ojos clavados en Kags.

-Hanamaki-sempai, saque tantas fotos y videos como pueda. Yo se los compro. -Declaro, con un pañuelo tapándose la nariz.

Daichi se río brevemente, y nos llevó a una mesa algo alejada pero lo suficientemente grande para nosotros.

-Una de nuestras encantadoras meseras vendrá a tomarles la orden pronto. -Nos aviso y se fue.

Todos miramos los menús, y hablamos sobre que comeríamos, cuando Kags se acercó y se puso justo al lado de su novio.

-Bienvenidos al café Karasuno. -Nos hablo con voz aguda. - ¿En qué puedo servirles? –

Todos fuimos dándoles nuestras ordenes, hasta que solo quedo Kindaichi, quien seguía embobado mirándolo. Akira, literalmente, tuvo que darle un codazo en las costillas para que reaccionara. Kags anoto su pedido y se fue.

Debieron tardar media hora en traernos la comida, pero como el lugar estaba repleto era predecible. Para colmo, lo que más parecía atraer a los clientes, eran los omegas vestidos de mujeres... a ellos nadie les quitaba la vista de encima.

Kags y Suga realmente eran buenos meseros, se movían por el lugar, con una elegancia impresionante, y manejaban las bandejas como si no pesaran nada. Entre los dos, nos trajeron todo lo que habíamos pedido, y se despidieron guiñándonos el ojo.

Estuvimos viéndolos trabajar, hasta que terminamos de comer, entonces pagamos, y nos fuimos a dar vueltas por la escuela.

Se suponía que el café cerraba a las seis de la tarde, pero se alargo hasta las siete, porque no conseguían sacar a los últimos clientes, que estaban empeñados en conseguir los números de los omegas.

-Al fin libres. -Suspiro Kags, abrazando a su novio, vestido con ropa normal.

- ¿Cansado? -Pregunto Makki, y el chico asintió. -Te tome muchas fotos de recuerdo. –

-Intentaría matarte o al menos quitarte la cámara, pero estoy demasiado cansado como para moverme siquiera. -Le respondió Kags. -Esos clientes no paraban de intentar mirar bajo mi falda... Ahora comprendo como se sienten las chicas cuando los pervertidos las acosan. –

-Bueno, vamos a casa, y te daré un masaje. -Sugirió mi kohai, y beso a su novio.

-Eso suena genial, pero me vas a cargar hasta tu casa o la mía porque no doy más. Los malditos zapatos me sacaron ampollas. -Kags se veía resignado, enojado y medio muerto a la vez.

Creo que Kuroo iba a decirle algo al setter, cuando Suga y Daichi nos alcanzaron, el primero aun vestido como sirvienta, pero sin zapatos. Y el segundo cargándolo como princesa.

-Hola, ¿disfrutaron el café? -Suga se veía tan tranquilo, como si el hecho de que Daichi lo cargara fuera algo normal.

-Sí. -Asintió el capitán de Nekoma. -Por lo que veo a ti también te sacaron ampollas los zapatos y ahora no puedes caminar. –

-Exactamente. Estoy muerto. -El setter asintió, apoyando su cabeza contra el hombro de su alfa.

-Mami Suga, te vez muy lindo con ese disfraz. -Bokuto lo alago, y Suga le sonrió.

- Suga-san, ¿por qué no te quitaste el vestido? -Cuestiono Akaashi, yo también quería saber la respuesta.

-Porque lo voy a usar para otra cosa. -No hubo necesidad de más palabras para entender que esta noche, Daichi iba a estar ocupado con su omega. -aunque de todas formas me vengare luego por haberme obligado a usarlo. Los clientes no paraban de mirarnos. –

-Por decima vez, fue una votación democrática en el equipo. -Daichi se veía resignado.

-Les hubieras gruñido y con eso no hubieran jodido más. -Le replico su omega.

- ¡Eso es lo que yo le dije! -Exclamo Kags, y Suga asintió de acuerdo.

-Ya, ya, perdón. -El alfa intento calmar las aguas.

-Nada de perdón, cariño. Cuando menos te lo esperes, nos vamos a vengar. -Suga advirtió con una cara bastante aterradora.

Después de eso, cada quien se fue a su casa, a descansar. Mañana iríamos a Tokio, para ver el puesto de Nekoma, del que Kuroo tenía prohibido hablar, y que Yaku odiaba. 

6 Alfas, 3 Omegas y 1 Beta para enamorarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora