Si era sincero, Floyd detestaba hacer mandados. Siempre era la misma situación cansina: le pedían algo porque sólo él lo conseguiría, pero ¿a cambio de qué? Ese día en particular le tocaba ir al café que estaba cerca del establecimiento estudiantil. No era como si le gustara salir a menudo, pero era mucho mejor que escuchar las conversaciones sobre números que Jade y Azul solían entablar con una diversión que no entendía.
No habría problemas en general al salir... pero era fin de semana y realmente quería jugar un rato afuera. No hacer mandados.
O eso pensó, hasta que sus ojos se posaron en una figura de ceño fruncido, que leía un libro mientras una taza de té y un trozo de tarta acompañaban. No era de fresas.
"Interesante" pensó Floyd, mientras ingresaba al café y tomaba asiento a una distancia prudente. Acabaría su mandado, que consistía en conseguir un pastel que estaba de moda, como trabajo de campo más que inspección de competencia.
"Comprueba si vale la pena hacer un movimiento" comentó Azul.
Miró a Riddle, que parecía absorto en su lectura. De hecho, una de sus manos vuelta puño, mientras que la otra sujetaba el libro, indicaban que se estaba sintiendo algo molesto.
Muchas cosas habían cambiado en el muchacho pelirrojo. Luego de ese tedioso campamento, Riddle pareció más desagradable y ruidoso que de costumbre, se volvió más inflexible sobre gritarle a Floyd, y por eso es que continuaban evitándose. Pero verlo así de alterado era divertido. La gama amplia de gestos impecables, y la transparencia del más bajo eran completamente distintas a la suya. Dos personas que eran radicalmente honestas, sin tacto, y sin embargo...
Como si de repente no le importara nada más, lo que era una realidad, se levantó de su asiento antes de que llegara un camarero a atenderle; se acercó al pelirrojo y se posicionó atrás de él.
¿Qué fue esa presión en el pecho? escuchar a Riddle murmurar sinsentidos mientras mordía su labio inferior devorando hoja tras hoja de... ¿un cuento de hadas?
Floyd se asomó por el lado, tratando de ver qué específicamente leía, ocasionando que Riddle saltara sobre su asiento y le golpeara en la cabeza con el libro en un acto de autodefensa.
Eso había arruinado por completo su humor.
-¡Es tu culpa, idiota! ¿no puedes sólo aparecer normalmente? ¿cuál es tu problema? —Se quejó, mientras cerraba de golpe el libro y trataba de poner su mano enguantada sobre el cabello ajeno, mientras Floyd, sin notar su propio puchero quejumbroso, se apartaba de su tacto.
-Oh~ el pez dorado se enfadó, aunque yo debería ser el enfadado. —Señaló, mientras Riddle tosía un poco para desviar la atención y simplemente se ponía de pie.-Ya ni siquiera quiero estar aquí. Gracias por arruinar mi tiempo libre. —Bramó, dejando dinero sobre la mesa y se retiraba del lugar casi tan rápido como la mano de Floyd se había extendido para intentar detenerlo.
Se abstuvo. Podía irse si quería, pero había olvidado su libro de cuentos, y definitivamente Floyd tendría que devolverlo.
El más alto volvió a su asiento, y finalmente llegó alguien a atenderlo. Mientras esperaba su orden, abrió el libro que había atrapado a Riddle sin piedad, y notó que en realidad, sí era un libro de cuentos de niños, ¿qué pasaba repentinamente con esa faceta antinatural del pelirrojo, estresándose por cuentos de hada?
La princesa que caía en un sueño profundo despertada por un beso de amor verdadero sonaba más a patrañas que podían cumplirse con ayuda de Azul que cualquier cosa. Aburrido.
Riddle era todo lo contrario a lo que se veía en el exterior, y eso era interesante. De todas maneras, Floyd no tenía mucho que hacer, no había nada que llamara su atención desde que había llegado a al tierra, pero... ese libro cambiaba las cosas.
Que el pelirrojo no llegara a buscarlo a la cafetería debía significar que la anguila tenía el deber de entregarlo en las puertas de Heartslabyul y hacer enfadar más al muchacho ¿no? hacerlo jugar con él.
Una vez que su orden llegó a su mesa, ya envuelta en una caja, decidió volver a la escuela. Cuando pasó por la habitación de los espejos, pensó que una visita rápida al dormitorio del más bajo era buena idea, pero Riddle no estaba ahí. En su lugar, el pequeño Caballa parecía un poco desorientado ante su repentina aparición.
-¡Floyd-senpai! ¿pasó algo? —Preguntó, mientras el más alto le extendió el libro y una caja blanca.
-Hey, ¿le pasarás esto al pececito dorado? —Respondió—, bah, qué digo, claro que se lo pasarás, ¿no es así?
Vio que el más bajo tragó pesadamente y asintió.
-Entendido. —Dijo, y se retiró, quizás porque le tenía miedo.
No era muy diferente a la mayoría de las personas, pero el gesto le hizo chasquear la lengua en una evidente molestia.
Cuando volvió a Octavinelle, le dio el reporte a Azul y entregó las cajas con muestras del pastel para que construyeran su propio criterio. Tardó más de lo usual, pero salió rápidamente de la habitación VIP apenas tuvo la oportunidad.
Ahí, en las afueras del lugar, Riddle estaba de pie leyendo ese libro con el mismo ceño fruncido de antes. Fue vista inesperada.
-Tú. —Murmuró el pelirrojo sin mirarlo, mientras el más alto se detenía ante esa alusión—, no te acerques a mis menores. —Señaló con una voz tronadora, mientras cerraba el libro en sus manos.
El más alto suspiró algo agotado, como si en realidad su humor bajo pudiera seguir decayendo debido a la interferencia de Riddle.
-De todas maneras... gracias por el pastel. Y por traer de vuelta mi libro. Realmente... puedes ser útil, ¿no?
Con esas palabras, Riddle se retiró y la sonrisa de Floyd se ensanchó. Así que lo había estado esperando, y de alguna manera, el pelirrojo confió en que el menor le devolvería el ejemplar sano y salvo, pese a que siempre le estaba gritando.
"Interesante" volvió a sonar en sus pensamientos.
Riddle era interesante.
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[Twisted Wonderland] Como el sol (Floyddle)
FanfictionHay un largo camino para que Riddle comprenda por qué Floyd y su presencia lo enceguecen tanto como el sol. O, serie de drabbles por el fictober. ©Fanart: @c_naminc