El Rey Del Frio La Helada.

Los 9 Magos De La Corte.

Hace dos siglos luego que Leoric llegara al reino de Benergoth, Galahad con inseguridad por las numerosas discusiones con su hijo, va a la cámara secreta donde guardan La Segadora la espada maldita.

Esta espada tiene varios poderes encerrados en ella, el arma se alimenta de las almas y a cada alma le da más poder al portador, es indestructible, aparte de dotar al portador de poderes muy destructivos, pero con el costo de que por cada día que se porte el arma, el portador se hará más dependiente de esta.

Los guardias dejan pasar a Galahad, la cámara esta bajo la ciudadela. Escondida con magia, encerrada en una jaula, rodeada por auras, runas, y encantamientos que bloquean su magia para que no se le pueda rastrar, además que solo puedes acceder si eres un paladín, este les da la orden de que ellos sean los únicos que puedan venir a dicha cámara, y que a el mismo le prohíban la entrada por lo menos hasta que la guerra acabe.

Galahad mira la espada, un mandoble, forjada con acero demoniaco encantada por diversos magos y nigromantes, una calavera de demonio decorativa en el centro del mango, y en el centro donde normalmente van las canaladuras en las espadas tiene figuradas las figuras de muchos cráneos, con sus cuencas emanando luz mágica y encerrada en un conjuro de magia para evitar su hurto.

Galahad sale de la sala y al salir se encuentra con Penélope.

-tu hijo sea marchado, dice la mujer muy asustada.

-¿a donde, James se fue con el?. pregunta el rey furioso.

-si se fue con Diana, James y un puñado de hombres. Le responde su mujer.

-maldita sea, te dije que lo vigilaras ¿tanto te costaba hacerlo?. Responde el rey perdiendo los estribos, el rey la toma por los hombros y bruscamente la recuesta contra una pared y le dice --ese muchacho puede ganar la guerra pero sacrificando todo lo que hemos logrado en años en cuestión de días necesitamos detenerlo.

Mientras Leoric y los demás marchan a el palacio de los 9 magos, estos magos son los seres más poderosos de todo Benergoth, ellos solo podrían acabar con la guerra pero, son un consejo una corte que ningún bando los puede atar, estos magos se limitan a evitar que el mundo y el equilibrio sea afectado, están juntos a los humanos ya que fueron ellos los que dieron la idea del convenio pero solo eso.

Leoric, se había hecho amigo de uno de los 9 y le pediría una audiencia con los demás, Leoric le habría prometido un reino si el ganaba la guerra, y el mago corrompido por la avaricia habría aceptado en antaño, Leoric pediría que se le forjara una armadura con los restos del demonio que había matado hace unos días, para tener más poder mágico del que tenía y lo suficiente para empuñar a la segadora.

-¿Leoric estas seguro de lo que estamos por hacer? No es una mala idea, pero si se enteran que has prometido un reino... pregunta y comenta James preocupado.

-cierto mi león estas seguro de esto. Replica insegura su amada Diana.

-¡SOY el LEON DE BENERGOTH¡ no deben de dudar de mi, mi padre, se a olvidado lo que es estar en el campo de batalla, a olvidado que es ver morir a los soldados que dan sus vidas por nosotros sin pensarlo, he visto como mis hombres sufren y como caen a mi lado, esta guerra la ganare por ellos y por todos ustedes cueste lo que cueste. responde enfadado Leoric.

Los demás guardan silencio mientras cabalgan al palacio, el palacio parece un monasterio con un jardín interior donde cultivan sus propios alimentos, cuenta con un salón principal que a su ves el gran comedor, seguido esta la cocina y en el segundo piso se encuentra la corte de los magos, en tercer piso los dormitorios mas la biblioteca, mientras que los almacenes en el cuarto piso, dotado con ciento de artefactos mágicos por doquier, contiene el palacio, desde puertas que se abren solas a cortinas que cambian de color solas, fuego que levita y no se apaga para alumbrar el lugar además que no emana calor si no se quiere, el palacio funciona a su cien por ciento con magia.