En el prestigioso colegio Los Santos brillaba una época de prosperidad. Los alumnos se paseaban por los pasillos e iban cándidos a clases como chicos normales.
Sin embargo, entre la muchedumbre de gente que representaba la población estudiantil habían unos estudiantes más particulares que otros.
Naturalmente, en la épica de instituto los opuestos se repelen y los iguales se atraen los unos a los otros en una búsqueda incansable por atención, fraternidad y un sentimiento grupal particular para pertenecer a la sociedad de una u otra forma o, en algunos casos, de desvincularse a propósito de ella. Tal es el caso de ciertos marginados que no se hallan en los grupos preestablecidos de la jerarquía estudiantil.
En este colegio rondaban pequeños grupos que podías identificar a simple vista en el comedor escolar. Por un lado, en una mesa tenías a los chicos deportivos; que gozaban de una camaradería resaltable por verso trabajando en equipo día a día. Unos estaban en el club de natación, otros se dedicaban a las carreras de relevos y unos cuantos al Futbol, el hecho de ejercer una actividad, fuese cual fuese, los conectaba a todos. Mientras tanto, en otra mesa podías ver a los nerds: estos no eran muy populares, vivían en su propio mundo de estudios avanzados de ciencias múltiples. Muchos de ellos tenían ortodoncia, cosa que no es un estereotipo; pero si hay algo que no se puede negar es que la gente que tiene similitudes entre sí se junta y se retro alimenta, por ende, la ortodoncia y las miopías de la mayoría de los integrantes de este grupo es en realidad una pintoresca coincidencia pero, lo que no es una coincidencia son los temas de conversación: a los nerds les encantaba hablar de cosas de última generación como robots, finanzas de criptomonedas y la posibilidad bastante palpable de que viajemos a marte. A su vez, en otra mesa podías ver a los chicos plásticos, o mejor dicho Los pijos. No me mal entiendan, la mayoría de los niños en este lugar son de familias adineradas, después de todo es un colegio privado de alta categoría. Pero los chicos ricos entre los MÁS ricos resultaban ser, curiosamente, los terriblemente mimados, falsos y egocéntricos.
A pesar de que los pijos eran terriblemente egocéntricos, creídos, falsos y presumidos... no era necesario ser adinerado para reunir todos estos requisitos o, en su defecto pensarse a sí mismo como el centro del universo. Tal era el caso de Tara Hills. Una chica de 13 años con demasiada ropa negra, toneladas de maquillaje que no se sabía aplicar bien y una obsesión mal sana por My Quimical Romance. La podías encontrar en la cafetería escribiendo en su Wattpad ciertos fanfics donde se insertaba ella misma en la historia y tenía relaciones salvajes y poli amorosas con múltiples hombres y mujeres. Sus historias brillaban en la plataforma por ser extremadamente calenturientas y, sin quererlo, por ser comedia dura para muchas personas. Se notaba a leguas que Tara era una inexperta en el amor; extraía la inspiración para sus escritos directamente de todos los libros y películas (sobro todo películas, ella no leía mucho) de romance adolescente. Pero no de cualquier romance adolescente; del mejor romance adolescente jamás escrito: El Toxico. Que representa más o menos el 70% del contenido disponible para estas fechas.
Ciertamente ella era una niña muy precoz, y lo que tenía de precoz lo doblaba en lo acomplejada. Se veía todos los días al espejo a la espera de que sus glándulas mamarías de una vez empezaran a crecer. Comenzaba a preocuparse, si las hormonas no actuaban pronto sería La Tabla del colegio. La don nadie, esa a la que todo el mundo evitaba y con la que nadie se quería sentar. Aunque, si vamos al detalle: justo ahora estaba escribiendo solitaria en una mesa del comedor porque no le gustaba que la interrumpiesen cuando escribía (principalmente porque escribía cosas sucias) y créeme cuando te digo que no quieres interrumpir a Tara Hills cuando está "Inspirada".
"—Eduardo Culebrón, por favor hazme el amor con tu gorda e inmensa cuzota de hombre de 25 centímos. Eres el amor de mi vida —ladró Tara, estando tremendamente caliente.
ESTÁS LEYENDO
GENTE ROTA
Humor¿Qué ocurre cuando una niña gótica con dislexia, un deportista, un fanboy empedernido de Lana del Rey y un chico con posible narcolepsia se juntan? Nada bueno en absoluto. El destino cambia para estos cuatro protagonistas con la repentina aparición...