CAPÍTULO 7: PODER SATÁNICO SEDUCTOR.

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POR ERROR DE EDICION PUBLIQUÉ EL CAPÍTULO 8 EN VEZ DEL 7. Aquí tienen el verdadero 7, 100% no fake XD

Kiwi llegó a casa con Brat escondido en su mochila. Fue a la cocina, buscó jamón ibérico y cortó unos trocitos de carne Kobe. Subió a su habitación flotando para no ser oído.

Ya adentro sacó a Brat de la mochila y lo premió con carne.

—Espero te guste la carne de primera calidad —le dijo Kiwi—. Sólo lo mejor para ti.

Brat no creía que la carne cruda le fuera a gusta, pero resulta para el paladar de un perro estaba perfecto en todos los sentidos. Movió la colita con emoción y ladró en agradecimiento.

"Kiwi, eres muy bueno conmigo. Sabía que no me rechazarías aunque fuera una bestia peluda con colmillos"

—Eres el perrito más lindo del mundo —declaró el niño con orgullo—. Te voy amar por siempre.

"¿Lo dices en serio, Kiwi? ¡Entonces yo también te amaré por siempre!"

Al coger entre sus manos a su nuevo cachorro, Kiwi sintió la lengua de este besándole la nariz y la cara con emoción.

"Kiwi, tienes la cara saladita ¡Sabes muy bien!"

—Je, je, je... Eres muy cariñoso, Hércules.

De pronto se escuchó que tocaban a la puerta de la habitación.

—Kiwi ¿Estás ahí? Puedo oír tu respiración —dijo su padre con premura.

(NA: Joder, que releyendo esto me doy cuenta que el padre de Kiwi tiene más poderes que Tara con ese súper oído :V)

—¡¿Pa-padre?! Eh... sí, espere un momento, yo...

—Hijo, respeto tu privacidad tocando la puerta pero reafirmo mi autoridad como padre entrando de todos modos.

—¡Padre, espere por favor!

A Karman no le dio tiempo de esconder a su nuevo amigo de los ojos de su padre. Al verlo ahí sentado con un perrito entre los brazos no dudó en lo que había qué hacerse.

—Hijo ¿De dónde has sacado a este chucho?

—Hola... padre. ¿Cómo le fue en el trabajo? —preguntó con nerviosismo el niño, resguardando a Brat en sus brazos—. ¿Le fue bien?

—Bien, gracias por preguntar, Karman Ignacio. Pero responde a la pregunta. ¿Cuál es la procedencia de este animal?

­—Es... Es Hércules —explicó el niño—. Lo encontré en el colegio. Estaba perdido y hambriento y medio muerto, pensé que podría... quedármelo y cuidarlo.

—Rotundamente no —replicó su padre—. Karman, no estás capacitado para cuidar a otro ser viviente.

—Pero padre. Soy todo lo que tiene ¿Por qué no puedo quedármelo?

—Eso no cierto. Podemos mandarlo a la perrera, seguro que ellos le encuentran un dueño mejor.

—¡Padre, por favor! —suplicó Kiwi cuando su progenitor le arrebató de pronto al cachorro de entre sus brazos—. Devuélvamelo, me necesita.

—¡AUAUAUUAUA! —aulló Brat al ser agarrado del pellejo de la espalda.

—No, Karman. Tener una mascota conlleva una gran responsabilidad, es otro ser vivo que depende de ti. No estás listo para un desafío así.

—¡Sí lo estoy! Padre, dame una oportunidad —Kiwi se aferró a la camisa del hombre con urgencia, no podía permitir que se lo quitaran.

—¿Qué está pasando aquí? —Irrumpió la madre de Kiwi en la habitación al escuchar el jaleo—. ¿Y este perro?

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