SeokJin
El silencio reinaba en la sala. Unos cuantos gritos y sacudidas más tarde, SunHee dejó caer su cabeza contra la mesa. No me atreví a tocarla. Solo me limité a intercambiar miradas con el detective que se mostraba incrédulo ante lo que sucedía.
Cuento los minutos en mi reloj y me entretengo con eso hasta notar como lentamente, ella levanta su cabeza hasta apoyarse por completo en el respaldar de la silla. Observo su semblante serio e imperturbable. Es Nana, sin lugar a dudas. Pero, ¿por qué ahora?
Ella dirige su mirada hacia mí y ladea su cabeza expectante. A los segundos, capto su petición silenciosa. Saco de mi bolso de cuero una libreta de anotes con un lápiz rosado y se los extiendo sigilosamente, con cuidado de no hacer ningún movimiento brusco. Sin embargo, ella permanece imperturbable a la vez que muy decidida. Noto ese cambio, ¿a qué se deberá?
Le hago señas con las manos para que proceda a escribir lo que sea que quiera decir y alzo la vista hacia el detective que se encuentra esperando en silencio sin entrometerse –muy sabio de su parte-. Regreso mi atención a Nana, quien en un rápido movimiento se inclinó hacia adelante apoyando sus brazos en la mesa dispuesta a escribir como si la motivación a tal acto se fuese a ir en cualquier momento. No obstante, segundos después, logro captar un pequeño atisbo de duda en su mirada. Las manos de Nana se encuentran sujetando el lápiz muy fuertemente, temblando. La veo tomar una respiración profunda antes de apuntar el objeto contra la superficie blanca y lisa del papel. El detective se inclina igualmente hacia la mesa para tener mejor vista de su escritura. Me acerco en reflejo.
Y aunque, siempre pensé que de todas las personalidades de la chica, Nana siempre fue la más predecible por su actitud tranquila y simple, nada pudo haberme preparado para lo que iba a leer a continuación.
El detective se levanta de golpe y manda con voz fuerte por el auricular que mantenía en su oído.
-Busquen en los registros del caso de desaparición a nombre de Lee Sora, rápido.
-
1995, 13 de octubre.
Cumplía ocho años ese día. Para celebrarlo, su madre la llevó a un gran acuario, inmenso. Sus ojos desbordaban emoción y su sonrisa resplandecía de alegría. La niña no dejaba de hablar sobre querer ir a uno para su próximo cumpleaños desde que lo vio en un comercial en la televisión mientras comía con su madre. Ahora estaban allí, de la mano y ella no sabía por dónde empezar. Había muchos puestos para comprar dulces y para ganar ositos de animales del acuario. Quería jugar para ganar un hermoso animal de peluche para su mamá, para agradecerle por traerla. Era la primera vez que salía en mucho tiempo. Tres mil ciento noventa días contó ayer. No obstante, no pudo ganar uno, pero ella sí. Ahora, la pequeña caminaba aferrada a la mano de su madre mirando a las tiernas nutrias, al mismo tiempo que abrazaba al pulpo de felpa con la otra.
Ambos madre e hija, jugaron y rieron por un buen tiempo. Sin embargo, había llegado la hora de irse.
A las afueras del gran acuario, una bella fuente decorada con muchas luces y figuras de animales acuáticos estaba a la vista, colocado para celebrar la famosa apertura del nuevo acuario.
- ¡Oh!, ¡mira! mamá quiero ir a ver.
Poco a poco se iban acercando. Acompañados de otros padres y sus hijos contemplaron el show de luces y agua enfrente de ellos.
El espectáculo pronto terminó y ambas tomaron decidieron aventurarse en búsqueda de más juegos. En esas, soltó la mano de la pequeña niña. Ella pudo ver algo de tristeza en sus ojos.
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Precious mind - |YoonGi|
FanfictionYoongi juega con encendedores, Ella a veces con juguetes. Yoongi huye de las conversaciones, Ella a veces habla demás. Y lo único que tienen en común, es un trauma. "Me caes muy bien, Yoongi. Yoongi, Yoongi, Yoongi" "¿Por qué gastas tanto en teñirte...