La princesa, el héroe y el diablo

Capitulo 3

Drag miraba a la pareja esperando para hacer su próximo movimiento, los dejo disfrutar el rato. Estos habían decidido salir fuera de Orario sin un rumbo fijo, para no atraer miradas de la gente y ser discretos, para poder mantener su gran secreto, caminaron sin un rumbo fijo, hasta llegar a un pueblo cercano, donde se dispusieron a pasar el rato, comiendo algo y haciendo un tour por la localidad, al caer la tarde estos regresaron a Orario, para darse cuenta de que los estaban esperando, sus familias los regañaron prohibiendo sus salidas secretas y forzándolos a estar separados, forzando a Drag a empezar la fase 2 de su plan. Pero mientras este iniciaba, las dos almas atravesaban su primera crisis, crisis que si no fuera por verse el uno al otro no hubieran superado, crisis que los comía por dentro, pasaron unos días, en este lapso de tiempo Bell subió de nivel, se volvió un nivel 5 con la resistencia de un nivel 6 y el poder de un nivel 7, Bell supo que se acercaba a su objetivo, esa peli-dorada a la que amaba tanto, este ya empezó a ser más decidido y su carácter se forjo, claro que con algo de ayuda y unas cuantas torturas, ya para cuando se pondría en marcha la segunda parte del plan de nuestro pícaro espíritu, espero y calculó la expedición de la familia Loki para no tener problemas, a su vuelta y un par de días después dentro de la mazmorra un encuentro esperado, un alineamiento de astros, la princesa bajó de su torre para ir a los brazos de su príncipe y el príncipe a recogerla, de esa manera avanzaron a la calamidad, que los esperaba, a la tormenta que les extraería la vida una y otra y otra vez, hasta que no quedase nada o al menos con ese fin, así Drag los pondría a prueba, una mortal para ver hasta donde llegaban y si eran merecedores del sentimiento.

Mientras bajaban iban derrotando monstruos, avanzaron una gran cantidad de pisos, llegaron bastante abajo de la mazmorra, pero para su mala suerte de ambos, el plan inicio.

Drag: Están justo donde los quiero, gracias por llegar hasta aquí pero es hora...

Aiz y Bell: ¡AAAAAHHH....! (gritaron mientras caían por una grieta creada en el calabozo)

Drag: Aquí empiezan su historia, háganlo valer.

Diciendo estas palabras la entidad se fue dejándolos a su suerte y un poco lastimados por el impacto, mientras tanto esta hostigo a Ryu y a Riveria, para que sean espectadoras de lo que iba a suceder, de la forma más macabra posible, en casa de la familia Loki llego a reunir a Ryu y la familia Loki, sin la diosa ni Bete, Riveria no pudo responder, ya que si lo mataban su compañera estaría condenada a una muerte más atroz de la que podía recibir, viendo esto entrego la visión de lo que pasaba a Ryu y Riveria, tal cual como los dioses hacían para ver  los juegos de guerra, esta entidad exhorto a todos a que no pisaran la mazmorra y se quedaran viendo, tendrían permiso de hacer el rescate cuando la pareja llegase a un cuerpo acuífero después de 3 días de combate y estén a punto de morir.

1er día:

Aiz y Bell empezaron su historia, en el piso 37, ambos despertaron después de la inconciencia, de la caída ambos salimos mal heridos, pero nada grave o al menos eso se creía al principio, no sabían donde estaban, pero Bell sentía que ese lugar le traía recuerdos, recuerdos de su amorío con la muerte misma, esa que casi le arrebataba la vida, volvía a verla cara a cara, con una nueva compañera, pero no fue diferencia porque ella lo esperaba con su mejor arsenal. Empezó la guerra con el ataque de los monstruos, masivo desde todos lados, pero no era un calentamiento, el calabozo empezó a atacar con todas sus fuerzas y no daría tregua alguna. Al acabar esta ola, tuvieron un pequeño respiro, no mucho pero lo suficiente para poder descansar un rato y tratar de ubicarse donde estaban, aunque tenían sospechas no era nada seguro. No seria mucho el tiempo que tuvieron, porque los exhortaron a seguir avanzando, aunque no sabían si quiera a donde iban. Llego un momento donde estaban exhaustos y heridos, Aiz y se pusieron en busca de un espacio lo suficientemente pequeño para que no aparecieran monstruos y poder tener un respiro.