Capítulo 8: Consecuencias imprudentes

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Después de las revelaciones, distintas reacciones inundaron los rostros de los presentes, Randall la verdad no le importaba, porque ninguna de estas estaba dirigida a él, Ryu, Asfi y Riveria querían acabar con sus vidas, Aisha esbozar una gran felicidad al igual que Drag y por último Helena estaba aterrada pensando que había destrozado esta línea temporal.

Helena: ¿Ya entendieron?. Aiz no puede saber nada.

Riveria: Lo lamento, me deje llevar.

Helena: Cualquiera desconfiaría. Pero no debiste tratarme así si te ibas a tomar eso de esta manera, por favor sigue al pie de la letra lo dicho. Hay cosas que no deben cambiar. Aunque la verdad, creo que debemos cambiar algunas partes.

Aisha: Vamos, pero que yo salgo ganando

Helena: No te regocijes, lo que pasó con Aiz y Bell no es motivo de juegos.

Drag: A mi sinceramente ya me da igual, hay que traer a Bell de vuelta. Aiz, ya puedes venir (Le grita a sabiendas de que estaba muy lejos)

Helena: Si no solucionamos eso todos estaremos en peligro, por favor, no podemos fallar.

Asfi: Manos a la obra

Aisha: El personal anda decaído.

Drag: Anímense, lamente de después. (Aiz llega)

Aiz: ¿De dónde esas caras de funeral?

Riveria: Por nada, sigamos el camino

Aiz: Bueno, vámonos. Encontré la bajada al siguiente piso.

Helena: Excelente, sigamos avanzando.

En la espesura del bosque de palmeras y arbustos de ese islote dónde estaban había una especie de pasadizo que conducía a una especie de puente echo de cristales en una sala iluminada con cascadas a los lados, un paisaje hermoso pero a la vez letal, si osabas caer, te esperaba el otro mundo, por lo filuda de las rocas que sobresalían desde la base del paso de cristal.

Helena: Cuidado en dónde pisan. No hinquen el suelo con vuestras armas, solo manténganse estables y avancen despacio.

Randall: Entendido

Riveria: Al menos alguien no tiene que preocuparse por caerse (Aiz ni le hace caso y sigue avanzando algo elevada del suelo)

Aiz: Sigo sintiendo que algo nos vigila, regresó en un momento.

Helena: Aiz, no salgas del camino, te necesitaremos por si se cae alguien.

Aiz: Está bien

Lograron pasar el puente con normalidad, ahora tocaba seguir bajando y bajando, así hasta llegar al final de todo el calabozo, hasta el centro de la propia tierra. Un viaje complicado, el alimento escaseaba pero, después de bajar unos 20 pisos de monstruos jefes de piso y grandes aglomeraciones de distintas nuevas especies a los ojos de los exploradores encontraron lo que parecía una zona segura, 0 monstruos a la vista y un espacio súper amplio para descansar con algunas frutas y hiervas aptas el consumo humano, en su mayoría desconocidas y sin siquiera saberlo por el solo hecho de comer algo después de una gran y exhaustiva marcha y una escasa cantidad de recursos alimentarios algo estaba a la vista, un lugar para un merecido descanso fuera de los ojos de los monstruos

Aiz: ¿Cuántos pisos hemos bajado hasta ahora?

Helena: Los pisos son más grandes y accidentados por lo que parecen más pisos de los que hemos bajado, aunque la verdad no lleve la cuenta.

La princesa, el héroe y el diabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora