21.- Fui un imbécil

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- Tengo que reconocer que el cabrón es muy guapo. —Le decía Carmen a Bea mientras esperaban sentadas en uno de los reservados del local a que los chicos volvieran con sus bebidas—.

- Sí, esa camisa le queda espectacular. —Le contestó Bea con algo de molestia en su voz, lo que no pasó inadvertido a su amiga.

- ¿A qué viene ese tono? ¿Te pasa algo? —Le preguntó la joven preocupada por lo que le podía estar sucediendo a su compañera de clase.

- No, tranquila, es sólo que me ha sorprendido que haya elegido esa camisa justo hoy. Se la regalé hace un par de meses y hasta esta noche no se la había visto puesta.

- Bueno, supongo que quiere impresionarte. Todos sabemos que es un capullo engreído y poco detallista, así que, haber pensado en ponerse esa pieza de ropa, ya es todo un logro para él.

- Carmen, deja de insultarlo, por favor. Me hace sentir incómoda que hables de él así. —Le dijo Bea a su amiga que la miraba con diversión.

- Lo siento. Es que saca lo peor de mí, ya lo sabes. Ahora en serio, Bea, por favor, no te creas el primer cuento que te explique. Es un embaucador y no le gusta perder, y mucho menos si lo que pierde es a su chica. Así que, ten cuidado.

- Tranquila Carmen, lo tendré. No te preocupes.

Justo en ese instante llegaron los dos muchachos con una botella de tequila y cuatro vasos de chupito, así que las dos amigas dejaron de hacerse confidencias.

- ¿Y nuestros refrescos? —Preguntó Bea mirando a Álex que se encogió de hombros señalando con un leve movimiento de cabeza hacia Frank que no dejaba de sonreir, mostrando a las chicas su perfecta dentadura.

- Vamos chicas. —Les dijo éste— Habéis pasado unas semanas de estudio muy intensas. No pasa nada porque os soltéis la melena un día. Además, hay que celebrar que los exámenes os han ido muy bien. —Añadió sin borrar la sonrisa de su boca y mirando fijamente a Bea.

- Aún no tenemos los resultados. —Le espetó Carmen—. Deberíamos esperar a conocerlos  antes de celebrar nada.

- No te preocupes por eso, cascarrabias. No tengo ninguna duda de que vais a sacar notaza. —Respondió el muchacho mientras llenaba los vasos hasta el borde.

Carmen lo miró molesta y se giró hacia su chico que acababa de coger un vaso y se lo estaba ofreciendo: - Sólo para brindar, tranquila, preciosa. —Le dijo este.

Carmen lo aceptó a regañadientes y en un tono de enfado le dejó claro a Álex que no pensaba beber más alcohol esa noche. El muchacho se acercó a ella y le confesó en voz baja: - He intentado disuadirlo, pero ya sabes como es cuando se le mete algo en la cabeza.

Frank, a su vez, cogió otro de los vasos llenos y se lo extendió a Bea: - Ten cariño, sólo uno.

La joven cogió el vaso con desgana y lo llevó al centro para chocarlo con los de sus acompañantes para brindar por el fin de la selectividad.

- Te has olvidado la sal y el limón. —Le dijo Carmen a Frank haciendo un gesto de amargor con su cara.

El joven se limitó a reír y a observar a Bea que parecía molesta.

- ¿Quieres bailar, Bea? —Le preguntó el chico levantándose y extendiéndole su mano para que ésta la cogiera.

- No Frank, no tengo ganas.

- Vamos cariño, sabes que no se me da muy bien, pero prometo hacerlo lo mejor que pueda. —Insistió el joven.

- No me llames así, Frank. Ya no.

Entre fresa y regalizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora