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TaeHyung lo vio acostado a su lado, desnudo, relajado... como si no fuera el mismo tipo que mató a su padre unos años antes. Pero eso no era lo realmente importante en esos momentos, no... lo importante era que tenía que trabajarlo para que pudiera ir a un psicólogo, o en esos momentos, a un psiquiatra.

JungKook necesitaba pastillas para controlarse, para calmar sus demonios. Para TaeHyung le parecía irónico que una persona tan atractiva, sexy y poderosa también fuera la más enfermiza que conociera en toda su vida.

Se levantó suavemente, fue al baño cometiendo la menor cantidad de ruido posible y entonces se metió al baño. Necesitaba sacarlo de sí, necesitaba borrar sus caricias, sus besos de su boca y su cuello, incluso de sus sentidos porque aún lo podía sentir adentro embistiendo; embistiendo profundo; manipulándolo.

Cuando terminó su baño, tomó su celular y salió al balcón. Llamó a NamJoon primero.

—Tae... ¿estás bien? Necesito verte— la desesperación en la voz de NamJoon era más que evidente.

—Sí, estoy bien pero necesito decirte algo. Es para terminar con todo ésto y poder ser felices, los dos, muy lejos de aquí.

—¿Vas a terminar con lo nuestro?

—Solo detenerlo, por un tiempo, hasta que pueda arreglar a JungKook.

—¿Arreglarlo? ¿TaeHyung aún crees que ese sádico tiene solución?

—Aún tengo esperanza— TaeHyung tragó saliva... había un detalle que NamJoon nunca supo: el hecho de que Tae aún seguía enamorado de aquel hombre descarado.

—¿Y qué va a pasar conmigo?

—Estaremos en contacto NamJoon, lo prometo— un silencio pasó, dos silencios... hasta NamJoon se volvió a escuchar.

—Al menos regresa pronto, estaré mejor sabiendo que estás bien.

—Lo prometo— habló TaeHyung. —¿NamJoon?

—¿Sí?

—Te amo.

—Yo también TaeHyungie, yo también te amo.

Al cortar la llamada, TaeHyung se giró para ver a JungKook dormir en la cama, ese hombre era un jodido misterio, un jodido y completo acertijo.

Tomó su celular y mandó un mensaje a SeokJin, hacían cerca de catorce meses que no hablaban pero lo necesitaba. Le mandó un mensaje con una simple frase: "¿Conoces a un buen psiquiatra?"

—¿Qué haces ahí? ¿Ya te vas a suicidar porque te toqué?— la voz burlesca de JungKook hizo a TaeHyung sentir nauseas.

Caminó hasta él, tirando su celular a un sillón antes de subirsele sobre su regazo y besarlo apasionado, mordiendo su labio inferior y lamiendo el mismo.

—Estaba esperando a que mi marido se despertara... has sido muy bueno conmigo en esta hora anterior.

—¿Qué te traes entre manos?— JungKook acarició aquel pecho antes de llevar su mano a aquel cuello blanquecino y presionar suavemente.

—Nada malo, solo quiero mimarte un poco— TaeHyung tomó aquella mano y besó la palma de la misma— Te dije que sé complacer muy bien a mis amantes y ahora solo tengo uno, y ese eres tú.

El celular de JungKook sonó, TaeHyung se levantó para alcanzarselo y su marido lo recibió para atender la llamada.

—Señor Min... no, lo siento. Decidí que no es material para tí...— una risa ronca— YoonGi, vas a casarte con el único heredero Park... ese tipo tiene un culo de sueños...

TaeHyung solo sonrió y se dedicó a acariciar a JungKook todo lo que la sábana dejaba a su vista.

—Lo siento pero no. Es mío y se acabó, nos vemos YoonGi— cortó JungKook y acomodó su espalda y cabeza en el espaldar de la cama para cerrar sus ojos y suspirar ante aquellos toques.

—Estás jugando con fuego TaeHyung, otra vez.

—¿Y tú me vas a quemar?— el tono de voz de TaeHyung sonó bajo, sexy.

—Voy a calcinarte nene.

Y la alarma de TaeHyung se encendió... ya a esta altura no sabía si era metafórico o literal. Aún así debía seguir el juego.

—Entonces seré muy feliz si eres tú.

JungKook lo tiró en la cama y solo lo abrazó.

—Hiciste las cosas bien, ahora es tu recompensa.

TaeHyung sintió los brazos de JungKook abrazarlo y soltó una "broma".

—¿Y si sigo así conseguiré el divorcio?

—Jamás te dejaré, jamás TaeHyung— JungKook lo abrazó un poco más fuerte.

TaeHyung solo cerró los ojos y fingió que estaba bien, que estaba tranquilo, que no había problemas.

Durmieron hasta las ocho de la mañana del día siguiente.

Cuando el sol salió, el celular de TaeHyung sonó en el sofá donde lo había tirado la noche anterior y éste cuando despertó, se dio cuenta que estaba arruchado entre los brazos de JungKook, como si buscara un calor que esa persona no le daría nunca.

Elevó su vista y se dedicó a recorrer cada parte de aquel atractivo rostro. En efecto, su marido era un rompe corazones, siempre lo sería... pero las demás amantes nunca conocieron el verdadero rostro de esa persona tan bello como un ángel.

Un ángel caído... era una buena frase para dedicársela al hombre a su lado.

—¿Por qué no me ayudas?— susurró bajo, tratando de no ser lo suficientemente ruidoso para despertarlo.

Aquel lunar bajo sus labios era hasta tierno.

—¿Por qué siendo como eres no arruina mi enamoramiento por tí, Jeon JungKook?

matame lento | kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora