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JungKook elevó su mirada hacia la persona frente a él, ¿Cómo había entrado allí?

—¿Malta?— elevó una ceja, lo había dicho de verdad, no era una mentira... no era una mentira...

—Tienen una Catedral. La Catedral de San Juan. Quiero verla en persona. Ahí haremos nuestra luna de miel.

JungKook tomó el folleto impreso y relojeó algunas cosas.

—¿Cañones?

—Y mucha historia. Quiero comer Rizzoto en un pequeño lugar de comidas. Y sacarnos muchas fotos.

JungKook tomó una honda respiración... su pecho empezó a latir desesperado cuando miró los ojos oscuros de su marido brillar felices... y entonces TaeHyung lo vio y se paralizó.

—Estás... ¿Estás sonriéndome?

De repente, JungKook notó que no mentía, que su boca se había curvado en una sonrisa.

JungKook la deshizo y TaeHyung rió.

—Me sonreíste, no lo ocultes— TaeHyung se acercó hasta él, animado le tomó el rostro y repartió besos por todo su rostro antes de que la mano de JungKook le tomara de la nuca y bajara su boca a la propia.

TaeHyung sonrió en el beso, la puerta se abrió y JungKook abrió un ojo para mover la mano a su secretaria para que se largara de allí.

La chica cerró la puerta de forma rápida.

—Te amo enojón— susurró TaeHyung y el corazón de JungKook bajó otra pared que había creado con los años.

—Nos vamos esta noche.

—Lo que tu quieras yo lo haré— susurró TaeHyung contra su boca y entonces se separó— ¡Ah! Le dije al guardia de seguridad que quería que firmaras papeles asi que...— TaeHyung sacó una hoja de la carpeta de JungKook y se la pasó.

JungKook comenzó a respirar un poco más rápido. Y TaeHyung comprendió.

—Otra cosa— TaeHyung había tirado una mochila en la puerta cuando llegó, caminó hasta ella y la abrió.

Sacó la única copia existente del divorcio y caminó hasta la trituradora de papel para tirar las hojas una por una, frente a los ojos de su esposo.

—No quiero ésto— habló y caminó para sentarse en su escritorio— Confía en mí, no voy a dejarte.

—No... —JungKook no supo cómo continuar la oración hasta que TaeHyung tomó el papel y escribió "Te amo".

—Fírmalo para que sea oficial— habló y JungKook lo hizo, dudando, esperando que TaeHyung no lo apuñale por la espalda.

Unas cuantas horas después, el avión que partía a Malta estaba en el aire. TaeHyung se había quedado dormido en su hombro y JungKook tragó saliva.

El labio inferior del menor apenas tenía los únicos y pequeños rastros de su golpe.

Y entonces, mientras JungKook elevaba su mano para tocarlo; TaeHyung estando dormido saltó ante su toque, despertando.

Saltó de miedo cuando lo tocó...

—¿JungKook?— murmuró TaeHyung y abrió de a poco los ojos antes de fruncir el ceño— ¿JungKook estás bien?

El nombrado no sabía por qué le preguntaba eso, solo lo entendió cuando el pulgar del menor secó sus lágrimas.

—¿Qué te hice? —susurró JungKook y TaeHyung sonrió.

—Me enamoraste, es todo— TaeHyung besó sus labios rápido y corto —Olvida lo que tengas en tu cabeza.

JungKook lo vio volver a acomodarse sobre él y quedarse dormido.

—¿Qué te hice?— repitió.

Cuando el destino ya había sido arribado, un coche los esperaba. JungKook no iba a tomarse un taxi por nada del mundo.

Llegaron a un hotel de estilo clásico... demasiado clásico para su gusto.

—Me gusta, me encanta— TaeHyung parecía un niño cuando empezó a ver todo, solo hasta que entró a la habitación y tropezó con la alfombra, cayendo de cara a la cama.

Las almohadas terminaron en su cabeza y uno de los zapatos que TaeHyung llevaba suelto terminó en la esquina de la habitación.

Una risa se escuchó, TaeHyung levantó la cabeza y la giró para ver a JungKook tratar de disimular una risa.

—Eres un idiota— habló JungKook, increiblemente estaba riendo.

El rostro de JungKook era hermoso cuando reía, era la primera vez que TaeHyung lo escuchaba reír.

Entonces TaeHyung fingió estar dolido, levantándose de la cama, tomó una almohada y la estrelló contra la cabeza de JungKook, el mismo que cortó su risa y miró la almohada en el suelo.

—No debiste hacer eso— habló JungKook pero su voz no se escuchó amenazante.

—¿JungKook?

Y entonces una sonrisa matadora fue dedicada al menor antes de ser tirado a la cama y aquellas manos lo hicieran llorar de la risa antes de terminar besándose lento, suave, como si el tiempo se hubiera detenido.

—Prometo amarte y respetarte— susurró TaeHyung y, aunque no escuchó la voz de JungKook en alto, supo lo que dijo.

—Hasta que la muerte nos separe.

matame lento | kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora