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UN AÑO Y SIETE MESES DESPUÉS...


JungKook se había sentido perdido todos esos años. Cuando firmó el divorcio aquella noche del viaje sintió que hacía lo correcto.

Lo correcto para su vida: TaeHyung.

Lo correcto para la mierda de su alma: él mismo.

Había destruido a TaeHyung de mil maneras diferentes, jodiéndolo, amenazándolo ¡Por favor, si estuvo a punto de prostituirlo!

Tragó saliva y miró hacia el mar que tenía frente a él.

Todos esos años había descargado con TaeHyung todo lo que su padre le dejó: golpizas, llantos, odios, remordimientos...

TaeHyung no había tenido la culpa de nada pero le había hecho recordar tanto a su madre que sintió que debería alejarlo antes de que los genes fallidos de su padre lo terminaran arruinando.

—Ignorante— se murmuró.

Y lo había sido. Tratando de alejarlo lo destruyó más y el viaje a Malta lo hizo verlo.

Suspiró mientras que sentía unas manos en sus hombros.

—¿En qué estás pensando?

—En todo y en nada— murmuró.

Aquel perfume tan bien conocido hizo a JungKook sonreír. Ahora usaba lentes... lentes que siempre terminaban en el bello rostro de su... marido.

Como ahora...

—A veces me gusta que tengas miopía— le habló, agachándose para besar su hombro— Te ves sexy con lentes.

TaeHyung oficialmente había terminado con NamJoon después de aquella noche en que JungKook volvió.

Para la gran sorpresa: NamJoon era su cuñado. Se había colado por SeokJin.

—Ya deja de torturarte— TaeHyung picó suavemente su cabeza.

Allí, donde antes había moratones, ahora habían regado besos y caricias.

En su rostro, que antes había un gesto aterrado, ahora era puro amor... puro y completo amor.

—Todo terminó— TaeHyung se sentó a horcajadas sobre él y aquellas manos grandes acariciaron sus piernas por debajo del pantalón que le llegaba hasta las rodillas— Ahora eres tan diferente...

—Soy yo— murmuró JungKook, sonriendo y acariciando su mejilla— Has calmado la parte que más odio de mí.

—No eres como tu padre, nunca lo fuiste.

—Opinabas diferente antes.

TaeHyung le hizo una mueca y JungKook elevó una ceja antes de tirarlo a la arena y comenzar a hacerle cosquillas.

—Para... para...— habló entre carcajadas y JungKook se detuvo antes de quitarle los lentes y agacharse para devorarse aquella boca.

Un beso profundo, con lenguas, mordidas, lamidas...

—Oh Dios...— jadeó TaeHyung cuando sintió las caderas de JungKook mecerse contra las propias— No hagas eso...— susurró cuando su marido besaba su cuello.

—No quieres decir eso...— murmuró y comenzó a bajarle los pantalones junto a su bóxer— Sabes que no.

Marcó su cuello y las piernas de TaeHyung lo rodearon.

Unos segundos después, JungKook disfrutaba del apretado calor de TaeHyung. Aquellas manos estaban en su espalda baja, las caderas de JungKook se movían dentro y fuera.

—Sí... sí...— TaeHyung había dejado pequeñas marcas de sus dedos en la arena mientras cerraba sus ojos.

A JungKook le encantaba torturar su próstata porque lo volvía loco.

—¿Me amas?— gimió JungKook y TaeHyung lloriqueaba mientras asentía— Dilo...— y lo embistió, lo hizo duro; entrando tan ondo...

—Sí...— gimió, arqueandose hacia él.

Arqueandose bajo el sol de las costas de Hawai, en su luna de miel... en la isla privada que JungKook le regaló.

No importaba el dinero, no importaba el pasado... solo que el amor entre ellos era eterno...

Fin

matame lento | kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora