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JungKook simplemente maldijo y se levantó de la cama mientras que TaeHyung se acomodó mejor entre las sábanas.

—Lo siento, creo que me equivoqué de persona— habló como si nada, sonriendo mientras cerraba sus ojos tranquilamente.

Solo hasta que JungKook le tomó por el brazo duramente y lo levantó de la misma bruscamente.

—¡¿Pero qué te sucede, idiota?!— gritó TaeHyung mientras se trataba de zafar rápidamente, sin éxito.

—Ese estúpido no volverá a tocarte más.

—¿Solo por que a ti se te antoja?— TaeHyung, a pesar del dolor, rió burlesco— ¿Cuántas veces te rogué en silencio que no me dejaras? ¿Que dejaras de fingir lo que, sin duda, no sentías? ¡Ahora sueltame, mierda, JungKook me duele!

Y un golpe seco hizo que TaeHyung cayera a la cama. La mano de JungKook le jaló del cabello de su nuca y lo levantó duro.

—Ni siquiera hacías nada para tentarme —le gruñó en el oído y lamió un poco la sangre del labio partido de su marido, el mismo que golpeó con su codo su pecho y se subió a la cama.

—Lárgate... no es mi culpa que no seas como NamJoon. ¿Te quejas de mí? ¿Y yo qué tendría que decir sobre tí? NamJoon me hace sentir en el puto cielo, me hace gritar y hoy tuve que pensar en él mientras me tocabas porque me dabas asco... ¡Me das asco Jeon JungKook! —gritó y JungKook solo salió de allí azotando la puerta.

TaeHyung suspiró profundo y se dirigió hacia el baño, necesita una bendita y larga ducha... que dure muchísimas horas.

Y, mientras la puerta del baño se cerraba y el agua comenzaba a caer, los dedos de Jeon volaban entre los números en su pantalla. Cuando el tono de llamada apareció solo tuvo que esperar unos cuantos minutos antes de ser respondido.

—¿Hola?

—¡SeokJin! ¿Sigues en Seúl?

—Pues la respuesta a eso es un obvio sí, es el único lugar en donde encuentro inspiración.

—¿Qué te parece si compartimos una cena? Ahora, en el restaurante de los Kim, paso a buscarte si gustas.

—¿Y que tal si vienes aquí, tomamos una copa y me dices que favor me vas a pedir hoy?

—Me conoces... ¿ah?— y JungKook una sonrisa suave.

(...)

El reloj marcó las tres de la mañana cuando el coche de JungKook se estacionó en el garage de la casa de su hermano mayor, sacó las copias de sus llaves y entró a la casa. SeokJin estaba picando una zanahoria y se señaló su mejilla con la punta del cuchillo antes de volver a cortar la verdura.

JungKook avanzó hacia la cocina y besó su mejilla.

—Conozco a alguien que se muere por conocerte— comentó mientras sacaba dos copas y una botella de vino.

—¿Tu marido?

—Su amante y quiero que lo seduzcas.

SeokJin dejó lo que estaba haciendo y se giró para verlo.

—¿Por qué en vez de arruinar la única relación de amor verdadero que tuvo tu esposo mejor no tratas de que se enamore de tí?

—Porque me causa más placer verlo sufrir.

—¿Qué te hizo TaeHyung? Nunca lo entendí— el rubio frunció el ceño y recibió la copa que le tendía su hermano menor.

—No es de tu incumbencia. ¿Puedes hacer lo que te pedí o debo ver a alguien más?

SeokJin se giró y siguió picando la verdura.

—Solo trato de entender por qué tu odio para con él. Nosotros dos siempre nos llevamos súper bien. TaeHyung me acompañó antes de que mis pinturas fueran famosas... antes de toda esa loca idea tuya que le metiste a sus padres en su cabeza.

—Deberías agradecerme— JungKook se encogió de hombros— Gracias a esta loca idea te dí el mejor regalo de cumpleaños: contactos famosos y ricos.

SeokJin solo blanqueó sus ojos y suspiró.

—¿Y qué gano cumpliendo tus caprichos JungKook?

—Un amor real, verdadero...— murmuró contra su copa.

—Me gustaría que tú conocieras ese amor, JungKook. Sé que muy dentro tuyo...— SeokJin fue interrumpido.

—¡Ya basta con esa cursilería!— gritó y SeokJin clavó el cuchillo sobre la tabla de picar.

—¿Acabas de gritarme? —el rubio elevó una ceja y el menor de los Jeon solo suspiró.

—Lo siento, es solo que estoy harto que todos crean que la vida es una maldita película. No todo es felicidad o tristeza o solo se cambian a la mitad de tu vida. Si te tocó estar con una mierda al lado es así... y punto— gruñó la última palabra.

—Mamá pudo escapar pero ella lo quiso así, nosotros no tenemos que volver a repetir la historia, JungKook.

—¿Lo harás o no?—  gruñó el pelinegro y SeokJin solo murmuró un "de acuerdo".

matame lento | kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora