Happy Halloween! 👻
30 de Octubre
—Okay niñas, mañana es Halloween— comenzó Sofia viendo a sus dos hijas— ¿De que quieres disfrazarse este año?
—Anna y Elsa fue el año pasado...— mencionó Chloe pensando—¿Que tal Rapunzel y Belle?
—No mamá, así nos disfrazamos hace tres años— respondió la niña mayor.
Ambas niñas se quedaron viendo por unos segundos.
—Queremos ser Evie y Mal— dijeron ambas pequeñas dejando sorprendidas a sus madres.
—¿De verdad?— preguntó Daccarett.
—¡Oh dios esto me hace muy feliz!— grito Chloe y corrió a abrazar a sus hijas— Tenemos que ir a comprar sus disfraces ya...
—Amor tranquila— soltó una pequeña risita la castaña— Por que no vas con Maddie y Ava por las cosas y yo me quedo a hacer la cena y a cuidar a Luke.
—De acuerdo babe— respondió la ojiverde besando cortamente los labios de su esposa— Vamos niñas.
Y las tres salir directo al Mall mientras Sofia cuidaba a su pequeño hijo.
**31/Octubre
—Es hora de prepararlas niñas— dijo Hosterman— ¿Arreglas a Ava?— pregunta a su esposa.
—Claro, ven flaca— la pequeña castaña corrió hacia su madre quien no dudó en cargarla— Vamos que también tengo que arreglar a tu hermano.
Sofia comenzó a arreglar el maquillaje que su pequeña Evie llevaría puesto.
—¿Porque quisieron disfrazarse así?— preguntó la castaña mayor.
—Por que eran los personajes que tenían mami y tu cuando eran jóvenes— respondió la pequeña castaña— Además nunca lo habíamos intentado y Maddie estaba de acuerdo conmigo.
—No sabes cuantos los amo— mencionó la castaña con una pequeña lágrima rebelde— Son mi vida entera.
—Y nosotros también te amamos Ma— mencionó la pequeña Ava abrazando a su madre.
—Ya estás lista, ve con Mami y Maddie— dijo la chica alta— Tengo que arreglar a Luke.
——————-
—¡Sofia las niñas están desesperadas, baja ya!— grito la rubia.
—Al parecer no nada más las niñas— respondió la alta mientras reía.
—¡Oh Dios!— exclamó la ojiverde mientras lloraba al ver a su pequeño hijo— Se ve tan lindo— abrazó al niño que llevaba puesto el traje de "Carlos"— Necesitó guardar este momento.
Chloe obligó a sus hijas a pararse cerca de su otra madre para así poder tomar la foto que tanto quería.
Click, una. Click, otra. A Ava parecía encantarle ser el centro de atención mientras que Maddie se escondía entre las piernas de la castaña mayor a causa de la vergüenza y el pequeño Luke se removía algo inquieto. Chloe, por su parte, no dejaba de pensar que no sería mala idea tener una sesión de fotos de la familia Daccarett-Hosterman. Antes de que la familia pudiera reaccionar, Chloe cambió de posición a la cámara, moviéndola de tal manera que lograra salir ella también en la foto. Vaya elasticidad para extremidades tan pequeñas, pensó Sofia. Click, una última vez. La rubia comprobó su presencia en la foto y sonrío.
—Esta va para un marco—dijo asintiendo.
—¡Quiero ver, quiero ver!—Ava corrió hacia su Mami para poder ver las fotografías.
Chloe se arrodilló junto a su hija y le enseñó las fotos recién tomadas, haciendo comentarios sobre su muy eficaz trabajo como fotógrafa de tanto en tanto.
—Es hora de irnos— mencionó la castaña mayor a sus hijas.
Finalmente las pequeñas niñas corrieron entusiasmadas hacia la puerta y la abrieron para salir a la calle, Sofia y Luke en sus brazos detrás de ellas. Chloe tomó su tiempo para agarrar las chamarras de sus tres hijos para cuando hiciera más frío y el teléfono de Daccarett, que siempre olvidaba en el sofá de la sala, y salió tras su familia.
Y entonces Chloe se detuvo, justo bajo el umbral de la puerta de su casa. La casa que compartía con la mujer que amaba, la misma que se demoró dos años para armarse de valor y pedirle una cita, la misma que lloró el día de su boda, la misma que la despertaba con un beso en las mañanas. Esa misma mujer que Chloe encontraba fascinante, irritante en algunos momentos y especial en millones de maneras. Sofia se volvió un complemento de ella. Ahora, con sus tres hijos, Chloe pudo sentir que la vida le sonreía. La castaña, que aún sosteniendo a Luke, miró a la rubia con esa mirada que le aceleraba el pulso, con esos ojos que parecían brillar cada vez que la veía, para luego posarlos en sus hijas, que daba saltos de alegría y emoción.
Chloe miraba a los cuatro con absoluto cariño, jamás se cansaría de mirarlos. Pensó en lo vacía que sería su vida sin ellos, en cómo alegraban sus mañanas, tardes y noches con tal solo el sonido de sus risas. Llámenlo como quieran, Dios, casualidad, destino, pero Chloe estaba donde debía estar. Y todos los errores, y las buenas elecciones, y cada cosa horrible o estupenda que le pasó en su vida, todo la había llevado a ese momento.
Y justo bajo el umbral, Chloe supo que su vida estaba completa.