Lágrimas De Luna

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-Radamanthys Barentain… señor Barentain… 

Pronunciaba una enfermera de cabello verde tratando de llamar la atención al paciente recién ingresado en ese asilo para todos aquellos heridos del alma, afectados en sus psique, como ese omega de gran tamaño, que acariciaba un hueco entre sus cejas delgadas, como si faltara algo. 

-Señor Radamanthys… por favor… es hora de tomar su baño… 

Radamanthys volteo a verla con una expresion sombria, llevaba demasiado tiempo en ese sitio, a donde lo llevaron porque estaba demente o eso habian dicho, sólo porque no quiso ser participe de una boda de la cual no estaba enterado, mucho menos, su noche de bodas. 

-Yo no debería estar aquí… solo no quise formar parte de esa boda. 

Lo habían engañado, como a un estupido, llevado a un sitio donde solo estaban Valentine, un sacerdote y Pandora, como su dama de honor, quien le dijo que había conseguido una dote decente por su mano, que su querido amigo de la infancia sería su esposo. 

-Atacó a su esposo con una pluma con la que iba a firmar su contrato nupcial, le saco el ojo y cortó parte de su mejilla, lo dejó muy malherido. 

Le recordó un doctor vestido con un traje formal, que le hablaba como si fuera un niño pequeño y como si no tuviera derecho alguno a defenderse, recordando lo que le habían dicho por más de un mes, que estaba loco, que no debía atacar al alfa que quiso morderlo contra su voluntad, que era un omega y estos generalmente eran delicados. 

-Solo me estaba defendiendo. 

El doctor negó eso con un movimiento de la cabeza, aún seguía pronunciando esas palabras, un omega no debería ser agresivo, no era posible que la familia de ese joven le hubiera dejado actuar como un animal todo ese tiempo. 

-Era su alfa. 

Radamanthys negó eso, no era su alfa y cuando el doctor colocó una mano en su hombro se sobresaltó, apartándose, para sostener su muñeca, recordando que esa misma mañana varios enfermeros lo inmovilizaron, para darle un baño, rasurando su cuerpo de pies a cabeza, sin su permiso. 

-¡No es mi alfa, yo se que no lo es! 

Los enfermeros se abalanzaron sobre él, sosteniéndolo de los brazos, al mismo tiempo que uno de los otros enfermos le miraba con una sonrisa, viendo como el médico escribió algo en una libreta, seguro de que el único tratamiento para ese paciente, era un procedimiento de rutina al que toda clase de pacientes reaccionaba de forma favorable, asi podria estar tranquilo, ser liberado de sus demonios, para cuando llegara su esposo, que insistia en que debian estar juntos, queria vivir con él a su lado. 

-Descuide señor Barentain, mañana temprano realizaremos un pequeño procedimiento que lo curará de sus demonios, es nuevo, pero da muy buenos resultados con pacientes agresivos como usted lo es en este momento. 

Radamanthys no entendia de que le estaban hablando, ahora que clase de tortura iba a tener que soportar y no habria conocido el terror, si no fuera, porque otro paciente, otro omega que decian habia asesinado a su esposo, ahorcandolo, se riera con sadismo. 

-Te van a meter una aguja en tu cabeza y cuando termine contigo, ya no serás más que una muñeca. 

Los enfermeros le temían, por lo que podía ver, porque aunque Minos se hizo a un lado al mismo tiempo que dos de ellos trataron de someterlo, no dejaba de verlo, como si quisiera advertirle. 

-Después de todo lo que desean es tu cuerpo, tus hijos, no te quieren a ti… 

Cuando por fin los enfermeros lograron someterlo, para llevarlo a sus habitaciones, que era un cuarto bastante comodo en una de las mejores alas, que era en la misma en la que el y un chico de cabello negro dormian, Radamanthys observo al medico, que no dijo nada respecto al procedimiento que realizarian con el. 

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