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Todo iba perfecto en mi primer semana de clases, aunque creo que en estos últimos días me alejé sólo un poco de Sana y no sé el motivo, tal vez me sentía un tanto presionado por mis nuevas materias. Pero estoy seguro de que todo está bien en nuestra relación, o eso espero yo.

Es sábado en la tarde y me estoy alistando para ir al aeropuerto con Sana por su primo, pues quiere que lo conozca cuanto antes.
Y cuando estoy en camino a reunirme con ella, mi madre llama. Su auto se ha averiado y tengo que ir a recogerla al trabajo.
—Hola, Sana. Oye, realmente lo siento, pero no podré acompañarte al aeropuerto. Mi mamá acaba de llamarme para decirme que su auto se averió. —Digo triste. —Te prometo que en cuanto tu primo descanse luego del viaje, salimos a algún lugar los tres y platicamos. —Estaba realmente apenado, pues ya le había dicho antes a Sana que iría con ella.
—No te preocupes, amor. Lo entiendo, ahora ve con tu mamá para que la ayudes con el auto. —Me responde tranquila a través del celular.
—Está bien. Te quiero, te cuidas y me avisas cuando estés en el aeropuerto, ¿okay? —Menciono y recibo una respuesta positiva antes de terminar con la llamada.

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Sana ya se encontraba en el aeropuerto justo a tiempo, pues se perdió un poco antes de llegar a donde se suponía que su primo llegaría. Sus padres y tíos trabajaban, así que fue la única en darle la bienvenida a su querido familiar.
Esperó unos cuantos minutos y vio que comenzaron a llegar personas desde la puerta de acceso para los pasajeros. Miró los rostros para ubicar a su primo, y luego de unas cuantas personas ahí estaba, quitándose sus audífonos de diadema dejándolos en su cuello para después formar contacto visual con la bella chica que lo estaba esperando. El chico apresuró el paso para llegar hasta su prima.

Sana

Estando frente a él, sonreí y le di un gran abrazo, que mi primo con gusto devolvió.
—Finalmente estás aquí, primito. —Dije soltándome de los brazos del menor, aunque de estatura es un poco más alto que yo. —Eres aún más hermoso fuera de esa pantalla de computadora. —Terminé, dejando caer una lágrima de felicidad por al fin conocer a mi primo.
—Tú eres bellísima Sana, ya quiero conocer a tu novio y saber quién es ese chico que se robó tu corazón. También le voy a decir que si te hace algo yo lo mato. —Dijo él, comenzando a caminar, y apresuré el paso para ir a su lado, ayudándole con una de sus maletas.
—Es un buen chico. —Dije sonriendo. —Por cierto, no le he dicho que ya estoy contigo. Deja le llamo. —Saqué mi celular y marqué su número, esperé dos tonos y contestó.
—Hey, amor. Ya estoy con mi primo, no te llamé antes porque casi llego tarde, pero todo está bien. —Hablé saliendo del aeropuerto, mientras mi primo le hacía señas a un taxi. Y Chan asentía a lo que le decía. —Sí, sí, ya vamos para la casa. Nos vemos el lunes, ¿está bien? Creo que debo ponerme al día con mi primito. Pero el lunes sin duda te lo presento. Al fin, irá con nosotros en la universidad. —Seguí hablando al mismo tiempo que subía al taxi.

Chan

—Está bien, cariño. Lleguen bien a casa. Me saludas a tu primo, y nos vemos el lunes. —Dije llegando a casa con mamá.
—Claro, yo le digo, aunque tengo el altavoz y puede escucharte. —Dijo Sana. Realmente el chico no había puesto atención a su conversación hasta que estuvo bien acomodado en su asiento, donde la voz del novio de su prima le sonaba muy conocida, pero no dijo nada.
—Hola, novio de Sana. —Escuché a través de la línea. Y repentinamente entré en un especie de transe, esa voz, se me hacía tan familiar, pero no tenía idea de dónde la había escuchado, aunque sonaba un poco diferente al recuerdo que tengo de que alguna vez en mi vida escuché esa voz. Tardé unos segundos en responder, y Sana lo notó.
—¿Estás todavía ahí? —Escuché a Sana.
—Ah, sí, sí, es que mi mamá me habló, lo siento. —Mentí. —Hola, primo de Sana, espero conocerte el lunes. —Dije tratando de no soñar cortante. —Bueno, entonces los dejo para que hablen y cuando lleguen a casa, descansen. —Hablé rápido. —Nos hablamos mañana, cariño. —Sana asintió y terminé la llamada.

Sana

Llegamos a casa de mis tíos al rededor de las 6:30 pm, donde los mencionados tenían adornada la sala de estar con un cartel que decía Bienvenido. Al parecer lo tenían algo planeado y no ir por mi primo al aeropuerto era una distracción, él realmente pensaba que sus padres estaban trabajando.
Ahí también se encontraban mis papás, y les di una mirada que claramente podía leerse como una acusación por no haberme hecho parte del plan, pues yo tampoco tenía el conocimiento de la sorpresa. Mi primo rápidamente dejó las maletas en la entrada y fue a abrazar a sus padres, aunque fueron algunas semanas que se separaron de su hijo, puesto que habían viajado a Corea para remodelar su casa vieja y que estuviera perfecta para cuando su hijo la viera por primera vez, el chico los había extrañado mucho.

Yo había formado parte de la ayuda para la remodelación y estaba convencida de que a mi lindo primo le encantaría su habitación. Así que luego de un tiempo de conversar entre toda la familia reunida ahí, lo llevé a su recámara para ayudarlo a acomodar sus cosas y hablar un poco de temas que tal vez no hablaríamos con nuestros padres presentes.
—Entonces, ¿tienes novia... o novio? —Pregunté con una sonrisa sugerente.
—¿Qué cosas dices? —Rió él, y sus mejillas comenzaron a colorarse. —Claro que no, y menos ahora que voy a vivir en Corea por mucho tiempo.
—Bueno, es verdad. —Reflexioné. —Pero cuéntame, antes has tenido a alguien, ¿cierto? —Dije con curiosidad por saber un poco más de la vida amorosa de mi primo que antes por videollamada no se atrevió a contar. Debo decir que hace unos años se le veía un poco decaído y triste pero nunca me quiso contar la razón, fue entonces que por al rededor de un años dejamos las llamadas y de vez en cuando nos comunicábamos por chat. Hasta la fecha me sigo preguntando qué fue eso que lo afectó para que se cerrará tanto con las personas, según lo que me contaron mis tíos y su cambio repentino de actitud ante la mayoría de sus conocidos. Se abría un poco más conmigo, pero no trataba temas relacionados con sus sentimientos.

—Oh, bueno... —Respondió dudando un poco. —Hubo alguien hace unos años. —Dejó de guardar su ropa en el armario y se sentó a mi lado en la cama. —La verdad es que desde que terminamos, si se puede decir así, no ha habido nadie más en mi vida. —Siguió hablando y su semblante serio y triste apareció. —Tal vez sigo esperando que aquel chico regrese y me diga que me sigue amando como la última vez. —Y las lágrimas comenzaron a salí de sus ojos, rodando lentamente hasta caer mojando con pequeñas gotas su pantalón de mezclilla rasgado.
—No, no llores, por favor. Creo que no debí tocar ese tema. —Me sentí arrepentida, tomé su rostro entre mis manos y con mis pulgares traté de limpiar esas lágrimas que seguían saliendo. —Lo lamento tanto, en serio. No volveré a preguntar.
—No te preocupes, creo que es algo que debo superar ya y no llorar como lo estoy haciendo ahora. Puedes preguntar lo que quieras, sabes que estamos en confianza. —Su voz se cortaba. —Tampoco estaba en mis planes llorar por algo que pasó hace cinco años. —Dijo finalmente regresando a acomodar su ropa y yo estaba por abrir la última maleta que faltaba por desempacar, cuando su mano sostuvo mi muñeca, lo que provocó que soltara la cremallera y lo mirara.
—Ah, lo siento. —Dijo soltando mi mano. —Es que, ya sabes, ahí hay ropa interior y no quiero que veas eso. —Terminó con una risa nerviosa y rascando su nuca.
—Ah, claro. Discúlpame a mí. —Respondí también con una leve risa. —Entonces creo que ya está desempacado todo lo demás. —Dije mientras me levantaba de su cama y miraba la hora en mi celular. —Ya es algo tarde, y mis padres hace un rato que regresaron a casa, creo que yo también debería irme para dejarte descansar. El lunes vengo por ti y nos vamos juntos a la universidad, ¿te parece bien? —Pregunté mientras me acercaba a la puerta y tomaba la perilla.
—Sí, tú también deberías descansar un poco. —Me miró. —Y me parece perfecto lo del lunes. En serio te agradezco mucho por irme a recoger al aeropuerto y porque me vas a acompañar a la universidad. —Dijo sonriendo y acercándose a mí para darme un abrazo el cual correspondí y luego de unos segundo nos separamos. Me despedí con la mano y salí de su habitación, para después también despedirme de mis tíos y regresar a mi casa.





~TheQuinnQuinn. 🍓

PHOTOGRAPH ~ CHANLIX Donde viven las historias. Descúbrelo ahora