Título llamativo

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Su madre acababa de llegar.

–¡Hijo!– gritó la mujer, posando unas cuantas bolsas en el suelo.– ¡Venga! Haz tú la cena, vengo cansada.–

El rubio bajó por las escaleras, aun siendo aquella tan amada chica.

–No, voy a salir.– el inglés comenzó a agarrar un bolso color azul que su amiga le había prestado.

La mujer le miraba asombrada, para despued gritar como una energumena.

–¿¡Qué haces así vestido!?– habló acercándose al chico con hostilidad.

¿Qué te importa, vieja?– le miró con una sonrisa que echaría atrás hasta al mayor asesino serial del mundo.

La mujer se alejó asustada por el comportamiento de su hijo, mirando impresionada y horripilada a la dulce chica.

Die bitch, lol.– le sacó el dedo medio y salió corriendo entre risas.

En la calle esperaba aquel encantado chico, temblando de frío por aquella noche helada. Pero todo aquel viento helado se paró para él cuando vio llegar a la chica, agitando su mano en el aire.

Se saludaron felices y se dieron las manos para comenzar a andar por el pueblo.

Fue la típica cita. Cine, restaurante e ir al lago. Hasta que llegó aquel realmente incómodo momento.

El chico se acercaba lentamente al rubio, quien le miró disgustado. Pero ya tenia todo planeado. Sacó su celular cuando el chico no miraba y le mandó un mensaje a la rubia, quien le llamó al instante para parar aquel beso.

–Ow, disculpa, es Bebe.– el joven suspiró, viendo como su chica se alejaba para hablar con la rubia. –Gracias a dios, Bebe.–

–Menos mal que llegué, eh.– hablaba la chica por la otra línea.

–Por supuesto. Oye, ¿puedo quedarme en tu gas a dormir? No quiero aguantar a my vieja.–

–Claro, nos vemos en un rato.–

Colgaron y la rubia se fue a ver al chico quien la esperaba.

–¿Qué ocurrió?– preguntó el joven, sentado en el banco.

–Bebe me llamó urgentemente, necesita que vaya a su casa.–

El chico suspiró triste y le agarró la mano a la chica.

–Vamos, te acompaño.–

Comenzaron a caminar hasta la casa de Bebe, quien saludó con una sonrisa a los chicos en la puerta.

Las chicas se despidieron del joven, quien metió sus manos en los bolsillos y comenzó a caminar hacia su casa.

–Agh, que pereza, que ganas de quitarme este abrigo.– se quitó la capa de lana que llevaba arriba y la colocó en el sofá, mientras se sentaba junto a su amiga.

–¿Y cuando vas a dejar al chico?–

–Cuando me haya vengado.–

Comenzaron a charlar animadamente sobre cualquier tema hasta que se dieron ambas a dormir.

En la mañana simplemente se preparararon y desayunaron y comenzaron a andar juntas al instituto, donde las miraba el chico, saludando con su mano.

Todo fue bien. Las típicas clases del día Jueves. Hasta que llegó una hora muy esperada para el chico. Jugaba un partido muy importante de baloncesto.

Las dos chicas se sentaron en las gradas, junto a Cartman y Kenny. El partido empezó. Podían escuchar los gritos de la gente animando a su equipo o a algún jugador. "¡Vamos, South Park!""¡Vosotros podéis!""¡Machácalos, judío!".

El juego iba muy bien, South Park iba ganando. Todos gritaban, se veían emocionados de ver quien ganaba.

La chica miraba a su ¿novio?, algo así. Él ya había metido la pelota tres de cuatro veces.

Pero ahora era un pelirrojo quien llevaba la pelota y hacia lo posible porque no le robasen el balón.

–¡VAMOS JUDIO!¡TÚ PUEDES, KYLE!– gritaba un regordete a su lado.

El nombrado miró al castaño y comenzó a botar la pelota con fiereza hasta por fin encestarla.

¡Y South Park gana el partido con 21-14! Casi todos gritaban de felicidad. Los del otro equipo se retiraron algunos molestos y otros cansados.

Los primeros en bajar fueron Cartman, Kenny y Stan, quienes corrieron a animar al judío.

La gente empezó a bajar animadamente para felicitar a los jugadores. Y ahí no faltaba la chica, quien felicitó a su novio con una sonrisa.

Pero fue en aquel momento donde la chica llamó toda la atención y a nadie le importaba el chico, quien miraba con atención a toda esa gente fijándose en la rubia, quien jugaba con el balón y lo lanzaba en la canasta, encestando alguna vez.

La chica acaparaba toda la atención, excepto la de dos chicos que hablaban a lo lejos, aunque también se les podía ver pelear y sonrojarse.

El grupo de personas se disperso, marchándose cada uno a su casa. La chica le comentó a su novio que se marcharia junto a Bebe.

El chico solo sonrió y comenzó a caminar hacia a su casa, mientras las chicas reían mirando al joven alejarse.

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Puta la wea, no sé de que escribir.

Os quiero mucho, bai.

Lenay~🌹

~La viva imagen de la maldad~/ Pip x Damien Donde viven las historias. Descúbrelo ahora