Dúo de ensueño

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Eran las 6:30 pm. Un despertador gritaba que su dueño se despertase. Este abrió los ojos suavemente y sacó a la luz una gran sonrisa. Levantó su torso, quedando sentado, pero todavía metido en la cama. Apagó su despertador de un suave golpe y miró hacia el frente fijándose en un punto fijo. Tenía una extraña felicidad, aunque para él era normal estar feliz excepto cuando sus compañeros hacían sus gamberradas. Aquella noche había tenis un hermoso sueño, diferente a sus otros positivos sueños sobre sus "amigos" y lo bonita que era la vida.

Una persona estaba junto a él. No le soltaba. No le quería dejar, quería estar para siempre junto a él. Las burlas. Los insultos. Las humillaciones. Los golpes. Nada de eso importaba. Lo que importaba ed que ese chico se mantuviera allí con él.

Al despertar de sus pensamientos acarició sus labios suavemente, pero no duró más de 3 segundos en olvidar quien era aquella persona misteriosa, y para ese entonces, ya no podía reconocerlo.

El joven se levantó realmente positivo, dan
o un salto de la cama. "Hoy va a ser un gran día" se repetía una y otra vez, hasta que un sonido melodioso salió de su teléfono móvil. Miró quien era la persona que le llamó y se encontró el nombre de Kenda con una foto de él y su novia sonriendo mientras toman un helado.

-Hola primo.- saludó el pequeño.

-Hola rubio.-

-¿Qué ocurre?- Pop podía oír el sonido de una persona andadando rapidamente por la casa de su primo.

-Joder, 39'5...- musitó el pelirrojo a la otra linea. - Ah, perdón primo. Emmaline se puso enferma y debo llevarla al médico.-

-Oh...pobrecita.-

-Ya ves. Lo siento, no podré llevarte.- el pelirrojo están nervioso porque el rubio se enfadase, ya que habia sido él quien lo había preparado todo y seria un fiasco joderselo al pequeño.

-Bueno, no pasa nada. Dile que se mejore de mi parte.-

-¡Saludos de su parte! Jaja, adiós chiquibaby.- seguidamente colgó. Estaba preocupado por Emmaline, pero más porque se primo no le llevase, tendría que darse prisa para poder ir a la parada. Miró dudoso hacia la ropa que había elegido junto a Emmaline y Kendal.

-No sé si quiero llevarla hoy...- siguió mirando el montón de ropa y accesorios de encima del escritorio.
-Nah, mañana.-

Y como había dicho el día anterior, vería como le funcionaba ese día, además, quería que su primo viese que tal se colocó la ropa.

Se vistió con sus prendas diarias y se dirigió a la escuela, no sin antes tomar un relajante té para despejar su mente, aunque no tuviera complicaciones.

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Un azabache despertó, extrañamente feliz. Sentía algo cálido en su corazón. Un sentimiento y ambiente cómodo y caliente en su alrededor, y no era el fuego que adornaba su habitación. De repente, un impulsó lo llevo a acariciar su mejilla.

Había tenido un sueño muy extraño, o al menos eso era para él. En vez de tener su sueño diario sobre almas torturadas, un simple intruso apareció en su sueño. O no tan simple.

Solamente pudo distinguir una brillante melena dorada y unos ojos angelicales acompañados de un color azul como el mar. Una melodiosa voz decía su nombre repetidas veces. No conseguía distinguir quien o que era ese maravilloso "ser", pero no se cansaba de escucharlo repetir su nombre.

Aquel sueño no se le pudo olvidar al demonio, ya que podías adivinar que algo le había ocurrido porque aun acariciaba su mejilla con un leve sonrojo, aunque no sabia porque había realizado esa acción ya que no recordaba que el ser le hubiera hecho nada en la mejilla.

~La viva imagen de la maldad~/ Pip x Damien Donde viven las historias. Descúbrelo ahora