La mente eléctrica

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–Venga, Feldspar, responde.–

–¡Nunca!–

–Pues no me queda más remedio.– el chico de huesos grandes levantó una sábana que tapaba una jaula de metal donde se encontraban un pequeño cuyo y una pitón, separados por una reja elevable.

–¡Stripe #4!– gritó el azabache, mirando asustado a su mascota. –¡Cartman, ni se te ocurra!–

–Sabes que soy capaz.– el castaño sonrió malevolamente, posando sus manos sobre sus caderas.

¡No, Cartman, no!–

–Oh, sí, Feldspar. Sí que lo haré.– empezó a levantar la rejilla que separaba al pobre animalillo del carnívoro de sangre fría. Apunto de conseguir que la serpiente tuviera paso para desvotar al mamífero, una flecha fue disparada justo al lado de su mano, chocando con la jaula, emitiendo un sonido metálico y asustando al chico que acabó soltando la rejilla, consiguiendo que se cerrase y que el reptil no pudiera entrar a tomar su aterrado desayuno.

–Oh, no. Yo no estaría tan seguro.– contestó una aguda y temblorosa voz. El castaño se dio la vuelta y se encontró con la figura del chico de pelo alborotado.

–¿Wonder Tweek? Esto no va contigo, luego nos ocuparemos del equipo de los rubitos.–

–No me importa ahora el equipo. Quiero que sueltes a Feldspar.– le apuntó con el arco, fijando la mirada en el y cerrando un ojo para poder apuntarle con precisión.

–Amigo, ¡es del equipo contrario!¡Deberiais luchar entre vosotros, no protegeros, idiota!–

–¿Crees que me importa? Tú no vas a hacerle nada y punto.– el rubio guardó su arco en la bolsa que cargaba en su espalda y se cruzó de brazos.– Y si alguien en este juego lo va a matar voy a ser yo.–

–Gracias, ¿supongo?– habló el azabache aun stado a la silla, mirando la escena con atención.

De nada, bombón.– lanzó un besito al aire dirigido hacia el azabache, para luego colocarse en posición de pelea mirando al castaño.

Ambos se encontraban preparados para la pelea. La luz señal para comenzar fue cuando el rellenito corrió hacia el rubio, mostrando sus afiladas garras.

Sí, ambos, como algunos otros en el juego habían mezclado a dos de sus alter-egos. El regordete era mitad mago mitad Coon, mientras que el rubio era mitad arquero mitad Wonder Tweek.

El cafemaniaco comenzó a frotar sus manos cubiertas por unos guantes marrones de cuero por su alborotado pelo.

–¡No te será tan fácil venc-.– el castaño se abalanzó hacia Tweek, pero no llegó a acabar la frase ni a aplastar al de pelo blonde, quien lo interrumpió tocándole la panza con ambas manos consiguiendo que comenzase a berrear por el choque eléctrico y acabase cayendo al suelo levemente paralizado, pero consciente.

–¿Qué no me será tan fácil qué?–  se burló, para luego reír victorioso, posando su pie encima de la espalda del castaño en señal de victoria. Mientras, un azabache seguía atado en la silla presenciando aquella pelea la cual ya había sido ganada. Sintió como unas suaves manos lo rozaban por la espalda y por sus propias manos bruscamente.

–¿Miss Bebe?– preguntó inseguro, solo viendo una larga melena rubia.

–No creas que seré tan maja siempre. Lo hago por Wonder Tweek.– habló la chica desatando los nudos que amarraban los brazos del chico a la silla. –Si por mi fuera ya te habría matado.–

~La viva imagen de la maldad~/ Pip x Damien Donde viven las historias. Descúbrelo ahora