Capítulo 12: 𝐵𝑟𝑖𝑙𝑙𝑎𝑛𝑡𝑖𝑛𝑎, 𝑡𝑟𝑎𝑛𝑠𝑝𝑎𝑟𝑒𝑛𝑐𝑖𝑎 𝑦 𝑚𝑢́𝑠𝑖𝑐𝑎.

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-𝑌𝑜𝑢 𝑡𝑟𝑖𝑒𝑑 𝑡𝑜 𝑝𝑢𝑠ℎ 𝑚𝑒, 𝑏𝑢𝑡 𝐼 𝑓𝑜𝑢𝑛𝑑 𝑚𝑦 𝑤𝑎𝑦 𝑖𝑛.-

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Louis observaba su nariz en el espejo de su habitación, notando como aún tenía una que otra cicatriz y moretón en su piel. Ya se encontraba en su hogar después de que el doctor finalmente le diera de alta, con la condición que no se metiera en otra disputa que involucrara su tabique. Estuvo muy cerca de una operación que lo hubiera obligado a pasar más tiempo bajo las manos de enfermeras, junto a vendas sobre su rostro y posiblemente su precioso rostro hinchado y morado.

Agradecía que por ahora no tenía que asistir al trabajo, y evitar cualquier tipo esfuerzo y estrés para así prevenir otra hemorragia interna de la nariz. Louis verdaderamente no entendió las condiciones y consultas del doctor, pero si que le permitía flojear todo lo que se le diera la gana. Louis podía seguir sus indicaciones al pie de la letra, sin problema alguno. Aunque tristemente le prohibió el consumo de alcohol y su dosis de cigarrillos por unos días. Espantoso.

Conociéndose, no iba a cumplir ninguna de las dos.

Niall se encontraba sentado en un sillón frente el televisor de Louis, observando un partido de golf que el ojiazul realmente no entendía, siendo éste más partidario del fútbol. Louis observó al castaño a través del reflejo del espejo, como sus ojos claros estaban sumidos en dirección a la pantalla plana, analizando el juego. ¿Qué tenía tan emocionante un hombre pegándole con un palo de metal o lo que sea a una pelota? No lo comprendía, pero respetaba el gusto de Niall. Después de todo, era considerado un deporte.

Louis tomó su celular como por cuarta vez en diez minutos, con alguna pizca de esperanza de que Harry haya respondido sus mensajes. Pero nada, totalmente vacío. El chico ni siquiera se había molestado en leer los mensajes de Louis, y aquello internamente lo estaba agobiando. Más bien, lo tenia consumido en un lamento y enojo interno, sintiéndose relativamente ofendido. ¿Quién se creía Harry como para ignorarlo? Lo llamaba y directamente lo llevaba a la contestadora, como si el chico hubiera bloqueado la señal entre ellos. ¿Qué sucedía y porqué? Louis podía sentir como si el rizado tratara de distanciarse o desaparecer, simplemente lo sabía, y aquello... no. No podía decir que le dolía o algo por el estilo. El hecho de que ni siquiera le escribiera un mensaje de condolencia por su accidente, lo tenía ofendido, nada más. Lo consideraba una falta de educación y cortesía, como si el chico acaso no tuviese modales.

Para su mala suerte, salió un día tarde de la clínica, por lo cual no tuvo la oportunidad de encontrarse con Harry en la mañana del viernes en la esquina del semáforo para preguntarle qué coño sucedía. No era normal que el ojiverde lo ignorara de esta manera... ¿acaso le habrá sucedido algo? Sus entrañas comenzaron a oprimirse en señal de preocupación. A Louis se le formaba un nudo en la garganta con tan solo pensar de que a Harry le ocurriera algo, simplemente no podía afrontarlo.

¿Acaso Louis le habrá hecho algo? ¿Pero cómo qué? Hasta ahora, él consideraba que ha hecho un excelente trabajo como amigo del castaño, y que por fin después de días donde el ojiverde se negaba a brindarle una pizca de su ser, una muestra de sus pensamientos, finalmente éste se abrió y le mostró la debilidad de su alma. Louis había tomado aquel acontecimiento de días anteriores, donde ambos se abrazaron y miraron a los ojos, como una entrada al corazón del chico. Estaba estúpidamente encantado por él, de una manera jodidamente extraña... era como si estuvieran conectados. La verdad es que Louis no lo comprendía, y le asustaba hacerlo.

El Chico del Semáforo. (LARRY STYLINSON).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora