-Para todos era bastante notorio lo fastidiado que estaba. Probablemente por sus brazos cruzados, sus gruñidos de aburrimiento, o posiblemente sus constantes miradas al reloj por encima del pizarrón. Su cabeza subía y bajaba repentinamente, amortiguando sus ganas de echarse una siesta; se sentía como si estuviera en misa.
No se había molestado en terminar el examen de biología, porque la verdad no entendía ni un comino del tema. Todo era sobre huesos, vértebras, comparaciones entre animales muertos hace millones de años y los mismos seres humanos, u otros seres vivos. ¿Qué podía tener en común una gallina con un dinosaurio? No comprendía qué beneficio le traería en un futuro, cuando ni siquiera sabía calcular un impuesto. La escuela era totalmente ilógica.
Pensó en Zayn y Niall, quienes probablemente lo esperaban fuera de la escuela como era habitual. Ambos chicos se encontraban en un curso menor que él, por lo cual salían antes, alrededor de dos horas más tempranas. Louis apreciaba que ambos chicos se quedaran fuera esperándolo, aunque a veces le hacía sentir mal, pues técnicamente perdían su tiempo en ello.
La campana retumbó en las paredes del salón, sacando suspiros de júbilo, gruñidos de molestia, e incluso llanto de parte de sus compañeros que posiblemente no terminaron la evaluación. Louis los observó, algo apenado por todos ellos. Ni siquiera se había esforzado en terminar, y otros sufrían porque no lograron responder todo el cuestionario.
No esperó a que la maestra recogiera sus exámenes, y salió disparado del salón. Corrió por el pasillo gigantesco cubierto de casilleros blancos y grises, observando como éste se amontonaba de miles de alumnos contentos de que las clases hayan culminado. Era viernes, y muchos deseaban celebrarlo.
Empujó la puerta principal y corrió en dirección a su bicicleta, la cual se encontraba respaldada por sus dos mejores amigos, a quienes sonrió.
Niall y Zayn le saludaron con la mano y le sonrieron de vuelta, Louis acercándose para así estrecharles los hombros y darles pequeños abrazos familiarmente. A Louis no le avergonzaba ser afectuoso con ellos. De todas maneras, eran sus mejores amigos.
Los tres chicos sonrieron entre sí y se subieron a sus bicicletas, decididos a hacer su habitual competencia de velocidad en bici, en dirección a su típico lugar que visitaban con regularidad, se encontraban y pasaban horas allí.
A medida que pedaleaba desesperado a través de las atribuladas calles de la ciudad, se dedicó a contemplar los detalles que pudo reconocer al instante en pleno movimiento—los edificios de ladrillo, los rascacielos que culminaban su construcción, las centenares e interminables colas de autos consumidas bajo los rayos del sol. Al igual que los incontables semáforos que duraban una eternidad en cambiar de color.
Sin embargo, para aquel entonces, la ciudad era mucho menos pesada. El sol no era tan abrumador, la gente no era tan amargada, y el capitalismo no se había implementado tanto como años futuros. Aquel era el primer año que Louis vivía allí, pues sus padres querían que hiciera sus últimos dos años de secundaria en la gran ciudad y se fuera acostumbrando para cuando se hiciera cargo de la compañía. Sinceramente, no le prestaba mucha atención a ello. Aún no se acostumbraba a pasar de una ciudad pequeña, a una metrópolis como aquella, al igual que ya no podía ver a su familia tanto como quisiera, entristeciendo su corazón de vez en cuando—Pero no se quejaba. Consiguió dos mejores amigos extraordinarios allí. Al menos no estaba solo.
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El Chico del Semáforo. (LARRY STYLINSON).
FanficHarry ha pasado los últimos años trabajando duramente en la esquina de un semáforo, nada más y nada menos como limpiador de parabrisas. A pesar de las circunstancias, no se rinde en seguir ahorrando para pagar su carrera universitaria. Louis Tomlins...