Capítulo 41

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Capítulo 41



Diario de Él:

Arturo está con nosotros. Nos contó que había trabajado mucho con su Importancia Personal y se jactaba de ello. Yo no lo veía así. Le dije que estaba cayendo en la trampa del sentarse a felicitarse por algo que realmente no hizo, por lo que, de esa forma tendría dos trampas: seguir con su importancia y felicitarse por no haberla tocado. ÉL no daba el brazo a torcer. Entonces decidimos llamar a Wilheim para que actuara como árbitro.




─¡Qué hermoso día, verdad? —dije

—¡Sí! —contestaron a coro

—¡Sí, escucho!

—¡Oí rumores! —dijo Guillermo remedando al borrachín de "esperando la carroza" y todos reímos

—Una vez dijimos "que no te importe si tenés cosas inconclusas aún. En el universo todo está resuelto". Sean Guerreros. El Guerrero sabe lo que tiene que hacer y lo hace, y allí no existe la duda, sino la resolución de las metas. Como ustedes saben, no podemos decirles qué hacer, pero sí mostrar un camino, y aquel que sepa ver, verá, y obtendrá el camino iluminado por donde debe transitar. No existirá la duda frente a la elección. Queda descartado aquello que nos hunde en el abismo, aquello que nos sepulta en la rutina, y entonces queda libre esa senda por donde caminaremos libres, absolutamente libres de todo sentimiento nocivo, de todo amor humano, de toda posesión, de todo parentesco, de toda necesidad; entonces obtenemos la capacidad de dar, y lo damos todo. Y a la vez recibimos todo, pero no porque lo deseamos, sino porque lo damos de esa manera. Y esto no da otra cosa que felicidad; la felicidad de haber hecho lo correcto, de haber actuado en el momento preciso, de no haber estado cuando no debíamos, de haber hablado o de haber callado. Sentir con todo el cuerpo nos lleva a esto. Sentir. Sientan con todo el cuerpo que pueden, que no hay nada adelante que pueda detenerlos. Que todo obstáculo será salvado con la fuerza de la voluntad, con la fuerza de la paciencia de un Guerrero. ¿Tienen preguntas?

—No. —dijeron

—Bueno, disfruten entonces de haberse encontrado. Cada día alégrense por eso; porque es muy bueno. Siempre estamos con ustedes y los amamos mucho. —entonces, antes de irme, Guillermo preguntó

—¿Estuvo mal alertarlo de esa trampa? —refiriéndose a Arturo, y dije

—¡Por supuesto que no! Por eso comienzo de esta manera el mensaje de hoy. ¡Un abrazo! ¡Auf!

"El Olvido en el no hacer" (Libro 6)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora