Capítulo 26

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Capítulo 26



31/10/99

Mariano quiso al fin hablar con nosotros. Esto fue lo que le dijimos:

—Queremos decirte Mariano que tu espíritu es un espíritu maestro. Tal vez no comprendés todo lo que esto significa. No queremos que sientas esto pesado y que te sientas obligado a hacer. Te pedimos que guardes el secreto al menos por algún tiempo porque esto genera mucha envidia, muchísima, y ese sentimiento arrastra otras cosas: pensamientos, actitudes, genera aparente simpatía, en fin, mejor que nadie lo sepa por ahora. No sientas esto como una carga, por el contrario, pasaste muchas pruebas en vidas anteriores para ser lo que sos hoy. Elegir este camino sería bueno, pero no es necesario que lo elijas por lo que acabás de saber. Creemos que aún falta tiempo y que es bueno que conozcas todo y a todos. Te pedimos, sí, que te rías mucho, sobre todo de vos mismo. No juzguez a nadie, tratá siempre de comprender porque los otros no cambiarán. Sé bueno, no boludo. Sé bueno y sé feliz. Te amamos muchísimo y también siempre estaremos con vos. No te apures a hacer nada. Disfrutá de cada momento; observá a las personas que te rodean. Escuchá. Que siempre estés dispuesto a ayudar es bueno. Las dos cosas, no tenés que apurarte, que tu vida siga siendo igual que hasta hace un momento.



Diario de Él:

Estuvimos preparándonos para la experiencia del 11 del 11. Todos teníamos las raíces, Alicia continuaba con las dos sin decidir cuál emplear.

Laura y yo conseguimos plumas de chimangos. Decidimos eso porque consideramos a esa ave tal como la que describieron Wilhem y Sophia: vista excelente, de excelente vuelo, intrépidas, retadoras del viento, muy alegres y libres. Los demás decidieron lo mismo, pero les costaba encontrarlas.

Miriam, para ser mejor que todos nos comunicó que traería plumas de condor, que para ella era el ave más majestuosa, con una envergadura de dos metros y un vuelo impecable a alturas que ninguna otra ave igualaba. Le pregunté de dónde las sacaría y ella despreocupada me dijo que del zoológico. —¡Miriam, el cóndor del zoológico es un prisionero. No vuela, no despliega las alas! ¿Cómo vas a traer esas plumas? ¡Es un símbolo de lo que es tu vida! —le dije y no le gustó. No obstante las traería.



2/11/99

Guten Nacht! ¡Guten Nacht! ¡Guten Nacht! ¡Guten Nacht! Escucho.

—Queríamos charlar con ustedes sobre los pasos a seguir para el once. —dijo mi discípulo, a lo que respondí

—Primero ayuno. Un ayuno de unas horas está bien. Pero no pensando en comer después. Uno tiene que estar liviano. Lo mejor sería frutas y verduras, verduras y frutas. Máxima concentración, como cuando elaboraron el objeto de poder, el mayor tiempo posible. Al menos una hora antes de la puesta del sol tienen que reunirse en círculo cada uno enfrente de su fogoncito ya dispuesto. Hacerlo respetuosamente, no como algo sagrado ni endiosando nada. Simplemente sabiendo, tomando consciencia y haciéndose responsable que van a elaborar un objeto de poder, que tendrá muchísimo poder. Esa noche se convocarán a los espíritus de la naturaleza, al aliado de cada uno, a cada una de vuestras muertes, y el compromiso será, desde ese momento, inquebrantable. Por lo tanto deben estar dispuestos. Ya no se podrá retroceder. Digamos, ya no habrá detenciones. Ustedes dos serán los encargados de dar un pequeño golpe a cada uno en el momento en que se sienten sobre la tierra. Que cada uno lo haga como mejor le salga esto de sentarse y como mejor y más cómodo se sienta. Debe ser hecho con alegría, con muchísima alegría. Con mucha risa. La energía cósmica es muy importante y seguirá acentuándose más hasta llegar a ese día. Aprovechen entonces esta energía y sean creativos. Hagan, trabajen, muévanse. No se detengan. Rompan con la rutina, sean impredecibles, ríanse, bailen. Que esto forme parte de sus vidas segundo a segundo, siempre, siempre, ¡siempre!, no solamente ahora. Que cada ahora sea un ahora, pero que sea siempre así.

"El Olvido en el no hacer" (Libro 6)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora