Capítulo 6

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Capítulo 6



Diario de Él

(La ambición de poder de Juan):

Juan hace rato que está perdido por acá. Pasa hacia el gal­pón que está atrás de nuestra casa y ni siquiera saluda. Parece un perro enojado.

Además, cierra la tranquera con un candado y no podemos salir. Actúa como patrón o negrero, no sé. Yo tampoco me atrevo a ir a hablar con él porque temo enojarme (aunque ya lo estoy) y ser violento en mis palabras, y tengo miedo que si algo así ocurre, con la onda que tiene, tengamos que irnos de aquí a la nada los tres.

Decidí cortar la cadena a la mitad y colocar un candado nuestro sumado al de él, con una llave para poder entrar y salir por alguna contingencia.

Por supuesto que le disgustó sobremanera que pasase sobre su autoridad de dueño del campo. Tratamos de aclarar las cosas y aceptó a regañadientes.

Hablamos también de las novedades del conocimiento. Siempre preguntaba para tener la exclusiva aunque no trabajara nada de lo que debía trabajar.

Nos habían dicho Wilheim y Sophia que debíamos encon­trar una pequeña vasija en un curso de agua para poder guardar allí al Aliado al que nos enfrentemos y venzamos para compartir su poder. Ahí le cambió la cara a Juan: pidió detalles de cómo tenía que ser la vasija, dónde y cuándo buscarla y si se podría usar el poder inmediatamente.



8/9/97:

Fuimos Sophia y yo. Estaba Juan con ellos. Reían. Y dije:

−Con ese, con ese que habla nos gustaría hablar más seguido. ¡Cobarde! A lo que contestó para excusarse

−¡Bueno, ellos están en una trampa! −dijo para justificar su proceder

−Es maravilloso verlos trabajar, acompañarse, amarse. Esto es maravilloso, digamos que es muy bueno soltar todo lo que uno tiene dentro, darlo a sus amigos. ¿Quién sino un amigo puede escuchar, puede discutir, puede disentir? ¿Quién sino un amigo puede sufrir, puede reír, en definitiva: puede amar sin esperar recibir absolu­tamente nada?

El tema con vos no es pendiente: el poder. El poder siempre estará presente en nuestras acciones, aún en la más pequeña. A vos te llegará el poder pero no importa cuándo; lo importante es que te hayas preparado como un Guerrero, que hayas librado la batalla contra el miedo, siendo humilde, y para nosotros los hombres sabios son humildes.

Esta es tu mayor prueba y estás en el medio del tor­bellino, por lo tanto no pierdas de vista lo aprendido hasta hoy. No pierdas de vista a tus amigos, a los espíritus de la naturaleza que te rodean. Sería bueno que te soltaras más, que anduvieses descalzo, que respiraras aire puro, que caminaras; sería bueno que con tus amigos te dedica­ras a buscar aquella pequeña vasijita; que ensoñaras; en fin, muchas cosas para tener en cuenta. Pero en definitiva, si todo esto te sucede y el miedo te acorrala, recuerda una cosa: estás vivo, y mientras tu compañera, la muerte, no te toque, se feliz haciendo lo que haya que hacer, porque no hay tiempo y no sabemos cuánto habrá. –ya dirigiéndome a mis discípulos, les dije− Hay que trabajar con el escudo de su amigo Sebastián que sigue recibiendo energías ne­gativas. Él también tiene miedo pero debe ser valeroso y debe saberlo.

En cuanto a su amiga Miriam, por el momento será mejor hacer silencio y ser paciente.

−¿De qué poder hablan? –preguntó Juan, y contesté

−Poder en cualquier sentido. En el mundo ordinario, que no es el verdadero poder, pero es poder igual, y en el Mundo Real. Aún sin hacer, en el Mundo Real, nosotros tenemos poder sobre el Ordinario. Ejercemos poder cuando pisamos una plantita o talamos un árbol.

−¿Y el otro? –preguntó Juan ansioso de tenerlo

−Yo hable que tendrás poder. Sí, y tendrás recom­pensas materiales como anhelás, pero tendrás que pasar las pruebas; después no importará ni uno, ni las otras.

"El Olvido en el no hacer" (Libro 6)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora