Capítulo 5
Casi un mes después les dejamos Sophia y yo un mensaje que tenía que ver con la siguiente experiencia:
MAESTROS Y DISCÍPULOS HAN DE REALIZAR EJERCICIO CON ESCUDO DURANTE LA MEDIA NOCHE.
BUSQUEN LUGAR ENERGÉTICO DURANTE LAS HORAS DE LA SIESTA.
DEBEN SENTIR CALOR Y BIENESTAR CUANDO LO ENCUENTREN.
LA MUERTE NOS ACOMPAÑA SIEMPRE.
RELEAN TODO LO CONCERNIENTE A ESTE TEMA. DEBEN ESTAR SIEMPRE ALERTAS.
SI NOSOTROS LO ELEGIMOS DE CORAZÓN JAMÁS NOS TOCARÁ, NO COMO LA CONOCEMOS.
Los amamos
W. und S.
La convocatoria contó con la presencia de casi todos. Estuvieron leyendo y charlando todo el tiempo. Buscaron el lugar energético y lo encontraron. A la medianoche se dirigieron allí y llevaron a cabo, al pie de la letra, todas nuestras instrucciones. Era noche oscura. Se sentaron conformando un círculo tomando la muñeca izquierda del que tenían al lado, mientras yo le susurraba a Guillermo al oído, y Sophia a su compañera, los pasos siguientes. La noche oscura se tornó clara, como si una luz potente la iluminara, como si la luna llena alumbrara aquel ámbito, pero no había luna, era el ensueño que estaban transitando.
Todos vieron gracias a Laura y Guillermo un aro gigantesco girando en sentido opuesto a las agujas del reloj suspendido en el cielo, y que fue bajando, bajando hasta cubrirlos con una membrana elástica que los protegía. Sus amigos no lo recuerdan, pero mis discípulos sí. Ese era el escudo con el que cada uno debería ejercitarse en visualizar para protegerse. Después volvieron a la casa.
Diario de Él (el sacudón a Miriam)
Miriam está con nosotros. Hemos hablado mucho sobre el hacer y no saber cuánto nos queda de vida. Ella se excusa, "se defiende como gato entre la leña". Aduce que el principal impedimento es el tener que ocuparse de sus "chicos" (aunque están bastante creciditos ya). Tanto mi compañera, como yo, le hicimos notar que se consideraba demasiado importante para ellos, y que estaba dejando a un lado su vida de Mujer de Conocimiento, basándose en la vida de sus hijos, y que como resultado de ello ninguno vivía en realidad, ni ella ni sus hijos, ya que a esos hombres (porque ya eran hombres) les impedía desplegar las alas para remontar el vuelo y volar por sí mismos, pero ella no lo aceptaba.
Decidimos hacer una caminata a un cerro cercano. Lo escalamos y retomamos el tema del Conocimiento. Los cuatro (porque también llevamos a Cecilia) podíamos percibir, sentir la enorme energía que emanaba el cerro. Era un temblor en todo el cuerpo; Miriam también lo percibió. Yo no podía entender cómo, teniendo tanta percepción, se quedaba en la inactividad, paralizada. Pensé que ese era un buen momento para la "sacudida" a la que se refirió Wilheim. Me paré. Hacía frío y todos estábamos con camperas. Me acerqué al barranco que estaba a nuestras espaldas y que se cortaba bien perpendicular unos veinte metros hacia abajo, producto de la devastación del hombre. Me asomé a ese profundo escalón y llamé a Miriam para que lo viera. Me aseguré que tuviera bien cerrada la campera y sin que ella se diera cuenta la tomé fuertemente de la misma por la espalda con una mano; hice que se asomara y la empujé sin soltarla. Emitió un corto grito. Quedó prácticamente suspendida en el aire; solo las puntas de sus pies tocaban tierra formando un ángulo con el cuerpo de unos cuarenta y cinco grados hacia afuera del barranco. Casi se descompone del susto. Yo notaba que podía mantenerla un tiempo aún sin que me demandara un gran esfuerzo porque estaba usando mi Voluntad, entonces le pregunté:
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"El Olvido en el no hacer" (Libro 6)
No FicciónEste libro narra la última parte de los encuentros que llevábamos a cabo nuestros amigos con experiencias cada vez más espaciadas y charlas a las perdidas porque como el Camino del Conocimiento se hacía más empinado y más difícil, era complicado y h...