Epílogo

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La cafetería más cercana de mi casa en Londres estaba abarrotada. El ruido de las cafeteras era atronador, el rumor de la gente retumbaba en las paredes. Miré el reloj una y otra vez, y siempre marcaba la misma hora: las cinco de la tarde. Me mordí el interior del labio y empecé a mover la pierna para evitar comerme las uñas. Llevaba tres años sin hacerlo, desde que todo acabó y psicológicamente estaba bien. Los sueños no habían vuelto, por lo que no veía a Zayn desde el día que se fue a Londres con sus padres.

Abrí el bolso por enésima vez para comprobar que dentro estaba el CD con canciones de sus grupos y cantantes favoritos. Antes lo eran, ahora tal vez no, pero quería que se llevara un bonito recuerdo mío el día de su cumpleaños. Sabía que esos grupos eran sus favoritos por la vez que bailamos en su casa without you de Lana del Rey y me lo dijo. Al menos, en esa época lo fueron. A lo mejor desde que se fue llevaba tiempo sin escuchar a The 1975 y Lana del Rey por mi culpa, porque también me llegó a decir una vez que le recordaban a mí; según él eran pedacitos de Emma.

Bebí un sorbo de mi taza de café para que el sabor amargo me recorriera toda la boca. No podía esperar a verlo, lo echaba tanto de menos... Ni siquiera había venido a verme a Southsea, ya que sus padres no le dejaban porque yo no le caía bien, pero sí hablábamos todos los días por teléfono. Se podría decir que llevábamos una relación a distancia.

La puerta de la cafetería se abrió y miré directamente hacia ella. Allí estaba, más mayor, pero con la misma expresión de siempre. El pelo negro lo llevaba peinado todo hacia atrás y cogido con una pequeña cola al final y estaba rapado por los lados y la nuca, los ojos marrones claro resaltaban aún más que antes. La mandíbula era más cuadrada y definida, la barba de un día le cubría la parte inferior de la cara. Iba vestido con un abrigo color verde militar abierto, por el que se podía ver un jersey rojo y ancho y unos vaqueros pitillos rotos por la rodilla. Estaba más delgado, pero seguramente más musculoso y fuerte. Dios, era tan igual y diferente a la vez... Aún podía ver su cara de dieciocho años. Siempre había parecido más mayor de lo que era, pero lo comparas con el de ahora y era prácticamente un niño. Estaba tan guapo, no lo recordaba así.

Nada más entrar me vio. Contuve un amago de sonrisa, pero no pude aguantar. Sonreí como nunca lo había hecho, realmente estaba feliz. Él se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla. Quería llorar de la felicidad, de saber que le tenía por fin a mi lado, de que me daba igual lo que me hiciera en el pasado, porque lo quería a él, sólo a él.

-Feliz cumpleaños -le dije, esbozando otra sonrisa. Busqué en el bolso la carátula con el CD y se lo di.

Al coger el CD, rozó sus dedos con los míos. Aquella frialdad de siempre me recorrió toda la espalda y se me erizó el vello de la nuca. Echaba de menos aquello, ningún chico me había hecho sentir así, excepto él. Me toqué los dedos con la otra mano para sentirlo, saber que después de tanto tiempo había vuelto a tocarme.

-¿Qué es? -me preguntó con la voz aún más grave, pero dulce. No sabía cómo explicarlo.

-Tus canciones favoritas, Zayn -respondí. Decir su nombre de nuevo, en su presencia, era lo mejor que podía pasarme. Quería disfrutarlo todo el tiempo que pudiera-. Las que bailamos la segunda noche que pasé en tu casa de Southsea...

-Lo siguen siendo -contestó, guardando la carátula en el bolsillo del chaquetón-. Gracias.

Un camarero llegó y Zayn pidió un café. Aún recuerdo el aroma del café en su casa nada más levantarme. Por eso nunca lo hacía en la mía; me parecía un delito robar lo que una vez fue de los dos, el café por la mañana.

-Vives en Londres -dijo. Más que una pregunta, fue una afirmación-. ¿Y eso?

-La psicóloga me dijo que escribir era bueno para superar el trauma -contesté-. Y he escrito varios relatos. Mi familia los ha leído, y mi primo que trabaja en una revista se lo enseñó a sus superiores. Me han contratado para escribir un relato cada vez que publiquen.

Forgotten z.m. (terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora