Capítulo 16

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Cuando vi que era la misma gabardina negra de la persona que quería matarme, abrí la boca sin creerme nada, la tiré al suelo y salí corriendo de allí. Corrí lo más rápido que pude, como si mi vida se basara en ello. No me sentía culpable por haber dejado a Zayn solo, el pánico se apoderó de todo mi cuerpo y no podía tener ningún otro sentimiento. Lágrimas se formaron en mis ojos y amenazaron con recorrer mis mejillas. El pecho subía y bajaba rápidamente y de la desesperación me caí al suelo. Antes de chocarme, puse las manos en la acera y gemí del dolor. Me cubrí la cara con las manos y cerré los ojos, esperando que al abrirlos todo hubiera sido un sueño y Gus no tuviera nada que ver en eso.

Y empecé a llorar.

Una mano se colocó en mi espalda, pero no me levanté para ver quién era, porque supuse que era Zayn. Se agachó para quedar a mi altura y quitó mis manos poco a poco de la cara. Le vi, con una pizca de preocupación en el rostro.

—¿Has visto lo mismo que yo? —dije entre sollozos. Mi voz sonaba como un grito ahogado deseando salir de la garganta.

Me miró con ojos tristes y vacíos.

—¿La gabardina negra? —preguntó y asentí—. Por supuesto.

Zayn me agarró por debajo de los hombros y me levantó poco a poco. Me cogió por la nuca y pasó su brazo por debajo de las rodillas. Rodeé su cuello con mis manos y dejé la cabeza reposando en su pecho. Había conseguido que me sintiera... bien. Sí, esa era la palabra. Con él me sentía bien. Fui cerrando los ojos poco a poco, aún con las lágrimas dentro. Una de ellas cayó por mi mejilla y me adentré en la oscuridad. Me quedé dormida.

Esa noche volví a soñar.

***

Me desperté en una cama que no era la mía, con unas sábanas que no eran mías y un colchón que tampoco era mío. Me limpié los ojos con el dorso de la mano para no estar tan adormecida y me incorporé. Estaba en una habitación grande, de paredes grises y muebles blancos. El armario estaba abierto y pude distinguir dentro ropa de deporte, guantes de boxeo y vaqueros largos. Me levanté de la cama. Aún seguía vestida con las mismas prendas del día anterior. Me estremecí cuando la frialdad del suelo alcanzó todo mi cuerpo a través de los pies.

Caminé por la habitación hasta llegar a la puerta y abrirla. Me encontré en un salón, aún más grande que el dormitorio. La radio estaba encedida, emitiendo los cuarenta principales. Un fuerte olor a café venía desde la izquierda, por lo que miré hacia allí. Había una cocina, con un plato lleno de huevos y beicon encima de una encimera y Zayn de espaldas llenando una taza de café. Tenía el torso desnudo y unos pantalones de pijama. Se dio la vuelta y me vio. Agaché la cabeza por lo incómoda que me parecía la situación. Después de casi besarnos el día anterior, me daba vergüenza mirarle a la cara.

—Buenos días —dijo con una sonrisa. Se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla. Después, me tendió la taza de café—. Puedes estar tranquila, he dormido en el sofá.

Miré hacia el sofá y vi una almohada y sábanas revueltas. Me tranquilicé cuando vi con mis propios ojos que Zayn había estado de verdad allí.

—No tenías por qué —respondí. Cogí la taza de café y la cubrí con mis manos, llenando la piel de calor. Le di un sorbo y sentí el sabor amargo del café en la boca y luego cómo iba bajando por mi garganta—. Deberías de haber dormido en tu cama y yo en el sofá.

—No lo veía bien.

Zayn me llevó hacia la mesa de la cocina y puso el desayuno encima. Me senté en una de las sillas y con el tenedor cogí un trozo de beicon.

Forgotten z.m. (terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora