Capítulo 23

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Abrí los ojos poco a poco para encontrarme con una luz naranja que iba dando vueltas y bañaba de color los edificios de ladrillos grises y marrones. Escuché a gente hablando, noté un colchón incómodo debajo de mi espalda y vi a Zayn sentado a mi lado agarrándome la mano. No parecía preocupado, solo ansioso de que me despertara. También había un médico en la misma habitación, hablando con Zayn sobre lo que había sucedido.

-Estaba entrenando boxeo, y cuando acabé, fui a los vestuarios y estaba cerrado -dijo, con aquella voz que tanto me gustaba. Siempre la había descrito como dioses que te cantaban en el oído-. Busqué al encargado para coger la llave y cuando entré me encontré a Emma tirada en el suelo y un olor asqueroso.

-Aún no lo hemos analizado -respondió el médico-, pero creo que es un gas mezclado con droga que hace dormir. Si hubieras llegado cinco minutos más tarde, Emma podría haber quedado en coma.

Me estremecí cuando dijo la palabra coma. ¿Y si estaba en coma y por eso podía escuchar todo, pensar para mí misma pero no abrir los ojos? En realidad, no sé podía saber qué era estar en coma, pero siempre se decía que los pacientes experimentaban todo lo que ocurría a su alrededor.

Hice de nuevo un esfuerzo, esperando poder abrir los ojos de una vez y decir que al fin me había despertado. Pero no era tan fuerte como para aquello.

***

¿Cuánto tiempo había pasado? Seguía en la ambulancia. Esta vez pude mover un poco la cabeza y directamente alguien puso su mano en mi mejilla. Por la frialdad, deduje que era Zayn. Pestañeé un poco y abrí los ojos. Aún estábamos en el callejón, y según el reloj que había en la ambulancia llevaba dormida media hora. Dentro del vehículo sólo estábamos Zayn y yo. No había rastro de ningún médico, por lo que deduje que estarían fuera. Abrí la boca para hablar, pero la voz no me salía del pecho; estaba atrapada dentro de él, luchando por salir.

Zayn me dio un beso en la frente y llamó al médico y a Amanda. No, a mi madre no. En menos de diez segundos estaba un hombre de pelo canoso pero joven y mi madre dentro de la ambulancia. Quería huir de allí, no hablar con nadie (a no ser que fuera Zayn) y no tener que darle explicaciones a mi madre. ¿Qué diría al saber que había estado viendo boxeo? Iba a matarme.

-¿Cómo te encuentras, Emma? -me preguntó el médico.

-No sé qué decirte -respondí en un susurro, lo único que mi voz me permitía-, pero tengo sueño.

-Es normal -contestó-. Voy a dejarte con tu madre y tu novio, y si te sientes agobiada, diles que se vayan.

Cuando dijo tu novio, sonreí inconscientemente. ¿Realmente nos veía así la gente? ¿Cómo una pareja? El médico salió del vehículo y Amanda se quedó de pie a mi lado. Agarró mi mano fuertemente, en señal de que no quería perderme.

-Zayn, ¿podrías irte? Quiero hablar con mi hija -dijo Amanda. Zayn no respondió nada, sino que se levantó de la silla, la cuál ocupó mi madre, y se fue.

Nos miramos durante un rato a los ojos, teniendo sólo esa comunicación. No sabía qué decirle, porque en realidad, ¿qué es lo que sabe ella? No quería contarle algo que no debería de saber y liarla. Esperé a que ella hablara y entablara conversación, pero seguía callada, quieta como una estatua. Estaba tan inexpresiva como siempre, con los ojos perdidos en un mar profundo. ¿Qué la había llevado a ser así? En realidad, no conocía en nada a mi madre. Sólo sé de ella que es triste, con la mirada perdida en el vacío y que se refugia en la cocina para no tener que verme nunca. Nunca me había atrevido a preguntarle la razón de por qué es así, ya que no quiero abrir heridas del pasado.

-Zayn me gusta para ti -dijo, con el tono suave de siempre-. Esta tarde he estado hablando con él y se ve que es bueno y sensato. Me dijo con toda la sinceridad del mundo que practicaba boxeo; eso es lo único que no me gusta de él.

Forgotten z.m. (terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora