Capítulo 29

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La lluvia caía fuertemente desde el cielo. Había rayos, truenos y relámpagos. Cuando un rayo cayó cerca de mí, una fuerte agonía se apoderó de todo mi ser. Me tropecé con una rama del suelo y me caí sobre él. Estaba asustada, sin saber qué hacer ni cómo reaccionar. Cayó otro rayo, aún más cerca de mí, y después de dar un saltito del susto me levanté. Empecé a correr por entre las hierbas. La ropa, completamente mojada, se me pegaba al cuerpo y a las enredaderas que cubrían una pared de piedra que tenía al lado. Fui tocándola mientras corría, y en un momento no había pared. Estaba a las puertas de un laberinto.

Cuando entré, dejó de llover. Corrí de nuevo, pisando los charcos de agua y barro y salpicando. Me mojaba a mí misma, pero me dio igual porque tenía que escapar. Me tropecé con una piedra y me caí contra la pared de matorral. Y de nuevo empezó a llover. Un rayo cayó sobre un árbol y lo quemó. Se formó fuego, que con sus lenguas se extendió por la hierba. Reaccioné y empecé a correr otra vez, ahogándome con el humo. Tosí varias veces y busqué aire puro. Notaba mis pulmones llenos de humo que me quemaba y como poco a poco respiraba peor.

Voy a por ti, Emma. Me susurró una voz. Miré a todos lados, pero no vi a nadie. Lo ignoré, peró empezó a decirme más cosas. Algún día acabaré contigo. ¿Sabes que Zayn no va a aparecer? Me tiene miedo.

Pero a lo lejos pude distinguir a Zayn. Corrí hacia él y lo abracé. No me dijo lo de siempre, que me tranquilizara y todo saldría bien. Me besó y aunque mis labios rozaran los suyos, iba sintiéndolo cada vez menos. Cuando abrí los ojos, era humo. Se había evaporado. La voz continuó haciéndome daño y tuve que sentarme en el suelo con las manos en los oídos y chillando para no escucharla.

Hasta que un rayo no me cayó encima, no me desperté.

Me incorporé en la cama, chillando, temblando. Las mantas estaban esparcidas por el suelo y un sudor frío me cubría todo el cuerpo. La ventana estaba abierta y la lluvia entraba en mi habitación, por lo que me levanté para cerrarla. Me llevé una mano a la cara, y me toqué todo el cuerpo para saber que estaba bien, que no me había caído un rayo encima y todo había sido una pesadilla.

Me llevé un buen rato sentada en la silla del escritorio, esperando a que llegaran mis padres. No vinieron. Las pesadillas habían vuelto, ¿no les preocupaba? Yo en su lugar lo estaría. Subí mis piernas a la silla para consolarme a mí misma. Metí la cabeza entre ellas y empecé a llorar. No quería hacerlo, pero lloré. Por una parte quería que Zayn estuviera a mi lado, consolándome, pero por otro no porque no quería que me viera así.

Decidí salir de mi habitación y bajar a la cocina para tomar un vaso de agua. Luego fui al baño para echarme agua fría en la cara y despejarme. Cuando entré en el salón vi en el gran reloj de pared que eran las ocho. Por culpa de la pesadillas estaba un sábado levantada a las ocho. Me senté en el sofá y al ver mi móvil lo cogí para llamar a Zayn. Necesitaba llamarlo y estar con él. Y me daba igual que fueran las ocho; era así de egoísta. Respondió a los pocos segundos, por lo que no me dio tiempo a comerme las uñas.

-¿Qué te pasa? -fue lo primero que dijo, y parecía bastante preocupado.

-He tenido una pesadilla -respondí. Contuve un sollozo que quería escaparse cuando comencé a hablar-, y quiero verte.

-Voy a buscarte y nos vamos al faro. Allí estaremos solos. -Y colgó. No me dio tiempo ni a darle las gracias.

Subí a mi habitación y me cambié el pijama por una camiseta de mangas largas, unos vaqueros, unas botas y un pañuelo. En un cuarto de hora Zayn me mandó un mensaje y salí de casa sin dejar una nota siquiera. Estaba subido en su moto, con una chaqueta de cuero y el casco del mismo color. Me dio otro igual y me subí detrás de él. Rodeé su cintura para no caerme y lo agarré por la chaqueta.

Forgotten z.m. (terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora