Parte 8.

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Bankotsu se llevó a regañadientes a los niños a la aldea con sus respectivos padres, Bankotsu había discutido con la bella azabache ya que no le daba confianza dejarla con aquel híbrido, pero la azabache terca como mula se había opuesto rotundamente y dicho que nada le pasaría, ahora ahí estaba él sin saber porque corría hacia su cabaña, asustado de sí mismo en cómo podía preocuparle aquella joven que no era más que una desconocida que encontró en el bosque hace 2 semanas.

Pov Aome.

Bankotsu discutió conmigo diciendo que los niños podían irse solos y que él debía quedarse por si el "híbrido" como el le había llamado intentaba hacerme algo, yo le dije que nada me pasaría que cuando él regresara yo estaría aquí y bien, se fue a regañadientes hacia la aldea con todos los niños.

- Todos estábamos preocupados por ti pensando que algo malo tal vez te habría ocurrido, pero, ¿quién iba a pensar que estarías aquí con ese mercenario haciendo sabrán los kamis que?- Aome lo miraba con una cara de sorpresa primero y luego con una total cara de enojo.

- No te atrevas a insinuar cosas que no son Inuyasha.

- ¿Qué rayos quieres que piense Aome? Nadie pensaría bien si te viera riendo así con ese mercenario y más tan pegada.- Esto último lo dijo el peliplata con todo el veneno en la boca y la intención de herirla.

Nadie supo cuando pasó, pero la mano de Aome azotó la mejilla de Inuyasha.

- Puedes golpearme pero eso no cambia el hecho de que seas una fácil que preocupa a sus amigos- ya no era él quien hablaba si no los celos de ver a la mujer que consideraba suya en brazos de otro.

- Lárgate, no tienes derecho a decir nada tú has tomado tu decisión ya, avisa a los demás que estoy bien y que iré pronto.- Dicho esto me disponía a entrar en la cabaña cuando él me agarró de la muñeca

- Aome no puedes quedarte aquí vámonos, recapacita, por Shippo, por Sango, por mi.- Mi expresión cambió por una más fría.

- Volveré por ellos, veré que están bien y ya, por ti no tengo nada que pensar tú has tomado tu decisión y yo la mía, ahora lárgate.- Noté la cara de sorpresa para luego ver su cara de enojo, me soltó de su agarre y se marchó.

Cuando supe que estaba lo bastante lejos que no podría escucharnos llamé a Bankotsu.

- Ya puedes salir Bankotsu- un arbusto detrás de mí se movió.

-¿Hace cuánto sabes que estoy aquí?- Sólo sonreí para evitar reírme y respondí con simpleza

- Desde que llegaste, sólo que me pareció inoportuno llamarte.- Una sonrisa socarrona atravesó su rostro y en ese instante me di cuenta que era muy atractivo.

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